Por Michel Dancourt
En el país del fútbol, la pelota se desinfló. La gente no se quería acostar y la verdad, nadie tenía ganas de despertarse. Dicen, incluso, que en el Corcovado, al Cristo Redentor se le cayó una lágrima y no faltó quien quiso ponerle un nombre menos dulce al concurrido Pan de Azúcar.
Una nación acostumbrada a ganarlo todo, potencia mundial en todas sus categorías, pentacampeona, no estaba preparada para recibir otro golpe histórico: saber que en su país nuevamente no habrá celebración ni vuelta olímpica. Pero sí esa frustración ya resulta difícil de asumir para el torcedor de a pie, o para el que se moviliza en Metro o maneja un auto deportivo, aceptar que recibieron la mayor goleada de su historia en casa, es vivir una película de terror que difícilmente podrán olvidar.
Las calles de Brasil se demoraron en desperezarse. En Sao Paulo, las noticias informaban que en la madrugada hinchas quemaron dos buses de transporte público que estaban estacionados en una cochera. La televisión brasileña, que lucía vestida por estos días con chimpunes y camisetas verde amarillas, mostraba imágenes del puente que se cayó en Belo Horizonte y recuerda a las víctimas.
En otro canal, Ronaldo comentaba sin entusiasmo. Hasta parece que los siete goles alemanes y un tal Klose, que de paso le quitó su récord en los mundiales de máximo anotador, lograron lo que ninguna dieta: bajó de peso durante 90 minutos. “Pagamos caro muchos errores cometidos, ahora la obligación es siquiera ganar el tercer lugar” aseguraba con cara de haber asistido al velorio del fútbol brasileño, a la mayor tristeza que puede haber vivido desde que dejó las canchas.
NUEVOS ANTIHÉROES
Brasil vivió con drama su día después. La presidenta Dilma Rouseff puso en su Twitter que sentía una inmensa pena por todos los jugadores y los hinchas, pero pidió que la nación no se quiebre, aseguró que Brasil se volverá a levantar para llegar a la cima. Casi nadie hizo eco a ese mensaje y, más bien, destacaban que Cafú, ese lateral derecho fantástico bicampeón mundial y ex capitán del Scratch, fue impedido de entrar al vestuario después de la goleada porque el presidente de la CBF, José María Marín, “No quería a ningún extraño dentro”.
En esta hora también llovían las preguntas para ‘Felipao’. “¿Por qué les dio tanta libertad a los jugadores?” “¿Por qué hizo tan poco trabajo táctico en el campo’”…“¿Por qué dejó fuera de la lista a elementos que aún tenían algo para aportar, sobre todo en ataque?”…
Los diarios, cómo era de esperarse, reflejaban la desazón. “Parabienes” tituló Extra con una foto en blanco y negro del 50 donde se ve el gol del uruguayo Alcides Ghiggia al golero Moacir Barbosa. Exculpa a esa generación del ‘Maracanazo’, acusada siempre de concretar el mayor vejamen para el fútbol brasilero. Sostiene que “Este equipo, ante Alemania, conoció un vejamen de verdad”.
En tanto los diarios ‘Hora Media’ y ‘Lance’ optaban por jugar con sus portadas. El primero, con fondo negro de luto, afirmó que no harán ninguna tapa porque la gente terminó con vergüenza y no es hora de gracias. Lance, en tanto, utilizó una portada en blanco, sin imagen y la llena de adjetivos como indignación, frustración, irritación, vergüenza, pena, desilusión y pide que el lector ponga lo que siente y lo escriba.
Y había espacio para la ‘choradeira’. El llanto hizo surcos en las mejillas de muchos brasileños. La gente se retiró apenas a los 30 minutos de los Fan Fest, estas grandes ferias que instaló la FIFA en varias ciudades de Brasil poniendo pantallas gigantes y una serie de atractivos. “Es algo surreal. Nunca pensé vivir algo así” nos comentó Franco de Almeida, hincha de Flamengo, el taxista que nos regresó al hotel en Barra Funda, a unos 40 minutos de Arena Corinthians. “Por lo menos los alemanes jugaron con los colores de mi ‘Fla’” agregó mientras nos entregaba el vuelto.
“Esta selección parecía un equipo de bar, un grupo de trabajadores que se junta de una fábrica” disparó Amarildo, el crack que tuvo la responsabilidad de reemplazar al lesionado ‘Rey del fútbol’ en el mundial de Chile 62 y fue clave con sus goles para obtener el título mundial.
En otro canal, ‘El animal’ Edmundo no andaba con rodeos. Preguntaba porqué tenían que darle la selección a Luis Felipe Scolari si antes de asumir el encargo, venía de dejar al Palmeiras prácticamente en la segunda división. “Vi a un equipo amateur jugando contra profesionales. Esa fue la diferencia”.
En el país del fútbol, la pelota se desinfló y quien sabe, si hasta en una de esas, parafraseando a Maradona, se manchó un poquito.
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