Escribe: Alec Alban
La final de la Champions League entre Manchester City y Chelsea fue el epítome del ‘Sportswashing’ o blanqueo de imagen deportiva del fútbol europeo. Roman Abramovich y el Sheikh Mansour cumplieron, por fin, su objetivo de maquillar su imagen pública y desviar la conversación sobre el origen de sus riquezas mediante el fútbol.
El ‘Sportswashing’ es un fenómeno mediante el cual una persona, grupo, corporación o país utiliza al deporte para mejorar su reputación y distraer la atención de sus crímenes o escándalos. No es un fenómeno nuevo, ni se limita al fútbol, aunque eventos como Rusia 2018 y Catar 2022 son claros ejemplos de este tipo de lavado de reputación.
Por un lado, Abramovich ha aprovechado la visibilidad que le otorgó el Chelsea para alejar su imagen de las acusaciones que le posicionan como uno de los principales benefactores de la cleptocracia rusa, que es un sistema de gobierno centrado en el enriquecimiento de quienes ocupan los puestos de poder a costa de los bienes públicos. Por esta razón, por ejemplo, Suiza e Inglaterra le negaron la visa de inversionista en 2018.
Además, el equipo inglés no es su único esfuerzo por lavar su reputación, pues en múltiples ocasiones donó más dinero a causas filantrópicas entre 2010 y 2012 que cualquier otro ciudadano ruso. Con este tipo de acciones, Abramovich busca ganar legitimidad como empresario y construir una imagen más positiva.
Por otro lado, el Sheikh Mansour busca posicionar a los Emiratos Árabes Unidos como el principal socio comercial con accidente en su región. Su familia ha gobernado Abu Dhabi desde 1793 y tiene un extenso récord de violaciones a los derechos humanos. El sistema de negocio de su país se basa en la explotación del 88.5% de su población, migrantes de países cercanos que viven en situaciones de esclavitud moderna. En suma, fueron señalados como los organizadores de una red de esclavitud infantil que traficó a 15 mil infantes entre la década de los setenta y el 2005 que salió a la luz. Su inversión en el fútbol inglés ha sido denunciada por Human Rights Watch y Amnistía Internacional como un intento flagrante por limpiar su imagen para continuar haciendo negocios sin tener que modificar un sistema económico basado en el abuso.
Debido a estas razones, la final de la Liga de Campeones fue el escaparate ideal para que Abramovich y Mansour proyecten una imagen diferente ante la mirada expectante de todo el mundo. El jeque del Manchester City, por ejemplo, debido a las restricciones por la pandemia de la COVID-19, tomó la decisión de cubrir los gastos de boletos de avión, hospedaje, comida e incluso entradas para que los fanáticos ‘Citizens’ puedan asistir a la gran final de la UEFA Champions League; siendo esta otra de las bondadosas actuaciones del Sheikh Mansour para limpiar su imagen. Por eso resulta fundamental arrojar luz sobre las verdaderas razones detrás de su inversión en el fútbol europeo.
Cabe recordar que Abramovich compró al Chelsea en el año 2003 y desde entonces el magnate ruso ha gastado 2.222,58 millones de euros en fichajes, siendo Kai Havertz, el volante el alemán que marcó el gol que le dio al equipo de Londres su segunda copa de la Liga de Campeones en su historia, la contratación más cara del club, por el cual se le pagó 80 millones de euros al Bayern Leverkusen en 2020. Una inversión que sólo rivaliza a la del jeque Mansour, el cual adquirió al City en el 2008, gastando un total de 2.016,17 millones de euros en incorporaciones para el club de Manchester, siendo Kevin De Bruyne, estrella y capitán de los ‘Citizens’, el fichaje más caro de la historia de los ‘Sky Blues’, por el cual se desembolsó 76 millones de euros al Wolfsburgo en la temporada del año 2015.
De esta manera, Abramovich y Mansour marcaron un antes y un después en la historia de ambos clubes, quienes, mediante la inyección de capital, lograron formar su legado actual, posicionándose como dos de los mejores equipos de Inglaterra y del mundo. A día de hoy, desde la llegada de las inversiones extranjeras, el Chelsea acumula un total de 19 títulos (15 nacionales y 4 internacionales), entre los que destacan sus dos ‘Orejonas’; mientras que el Manchester City suma 16 títulos nacionales, de los cuales destacan sus 5 campeonatos de la Premier League.
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