Por Gonzalo La Torre Elera
En la última Copa América de Brasil 2021, los ojos de la prensa deportiva internacional se fijaron en la selección peruana, y no solo por el buen juego desplegado por momentos en el torneo, sino por la presencia de Gianluca Lapadula y Santiago Ormeño, italiano y mexicano respectivamente que se nacionalizaron peruanos para representar a nuestro país. Por esos dos jugadores, algunos medios como Goal.com compararon a la blanquirroja con la potencia francesa, específicamente por los jugadores de doble nacional que representan a dicha escuadra europea.
No obstante, la comparación es un poco tendenciosa. En primer lugar, a pesar de que la selección de Francia es europea, si se analizan un poco algunos de los nombres de quienes la integran se puede apreciar la influencia multicultural de épocas coloniales, principalmente en el continente africano. Nombres como N´Golo Kanté, Paul Pogba, Kylian Mbappe, Ousmane Dembelé, Moussa Sissoko, Presnel Kimpembe o el destacado Karim Benzema tienen ascendencia de dicho aquel espacio geográfico.
Esto, por supuesto, no es reciente. En 1998, donde Francia se coronó campeona del mundo, ya había jugadores de ascendencia africana como Zinedine Zidane, Desailly, o Patrick Vieira. Hay una clara influencia histórica del país europeo en África, lo que entre otras cosas les ha permitido acercarse a futbolistas de aquellos países. De nuevo, esto no es novedad, más bien hay un minucioso trabajo de seguimiento desde hace décadas.
El caso de la blanquirroja es radicalmente distinto. Hace un par de años hubo contacto con Gianluca Lapadula, quien había llegado al Milán y estaba teniendo un buen desempeño en la liga italiana, por lo que fue convocado a amistosos con la selección azzurra. En ese momento, desde la Federación Peruana de Fútbol se le acercaron para ofrecerle la posibilidad de jugar por la selección nacional, pero no hubo una respuesta positiva del jugador en aquel momento. No había una identificación con el Perú y el jugador estaba teniendo oportunidades en la patria que lo acogió casi por toda su vida. Fue una respuesta natural.
Luego, por diversas situaciones entre las que destaca la ausencia de Paolo Guerrero, hubo una urgencia por encontrar a un remplazo de jerarquía. La figura de Raúl Ruidíaz no ha llegado a convencer por el momento por lo que se tuvo que mirar a otro lugar, y Lapadula ya estaba en otro momento futbolístico y personal, fuera de un equipo grande y de la selección europea. Finalmente aceptó representar al Perú y tuvo destacadas actuaciones en el equipo, se adaptó rápidamente y encariñó con este país que suele ser muy afectivo con todo aquel que es foráneo. Fue borrón y cuenta nueva y Gianluca se convirtió en el “Bambino de los Andes”. Paralelamente, se hizo un trabajo similar con Santiago Ormeño, mexicano que tiene familia peruana pero que tenía la esperanza de jugar por el cuadro azteca. Esto nunca sucedió y aceptó venir al país, y aun está buscando un espacio en el equipo liderado por Ricardo Gareca.
Sobre Andre Carrillo, Luis Abram o Renato Tapia, también es diferente, porque son peruanos de nacimiento que consiguieron un segundo pasaporte ya desarrollando sus carreras deportivas. Si bien es cierto escogieron siempre al Perú, probablemente tiene que ver, entre otras cosas, con una evaluación lógica frente a las oportunidades que tendrían en esos otros países. Portugal, Italia y Países Bajos respectivamente, son potencias en comparación con la selección nacional y aquí son bastante bien valorados.
Sin embargo, por ello no se puede comparar con la selección francesa, el trabajo es ampliamente superior y estructurado allí, cuestiones que recién están conformándose en el caso de la blanquirroja. Al observar los resultados de Lapadula y Ormeño o hasta Rhyner, desde la FPF se cambió la perspectiva y se vienen buscando más jugadores con características similares. Aunque ya ha habido casos previamente como Benavente o Burlamaqui, se tratan aun de casos aislados y no de un proyecto concreto masivo como el caso de Francia. Es necesario y positivo esta nueva visión, pues cada vez la generación de futbolistas que nos llevaron a un mundial después de 36 años se viene haciendo mayor y es oportuno buscar recambios.
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