Por Lorenzo Pérez Córdova
El deporte es entendido como un fenómeno sociocultural, propio de la especie humana, capaz de evolucionar y de reunir distintos intereses en un solo punto. Puede ser concebido como actividad lúdica, pero también profesional. Además, dado su carácter apolítico, en teoría, y su importancia en la formación, la actividad deportiva es una manifestación cultural practicada por todos, sin importar la orientación política, la religión, la raza, el género, la edad o algún tipo de discapacidad. Es el medio que une a la humanidad.
En esta oportunidad repasaremos la historia del deporte paralímpico que surgió como un medio de rehabilitación física y psíquica y que logró convertirse en una actividad de alto nivel de rendimiento, logrando el mismo estándar del deporte convencional. Para aproximarnos a su surgimiento debemos mencionar que la actividad deportiva fue empleada para atenuar los efectos negativos que dejaron las guerras a los sobrevivientes.
De acuerdo con un artículo publicado por Ernesto Pacheco Rodríguez, investigador de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas de Cuba, el primer acercamiento del deporte como medio paliativo fue años después de la Primera Guerra Mundial y señala que en 1918 un grupo de mutilados de guerra en Alemania, comenzó a practicar algún tipo de deporte para “atenuar la carga de las interminables horas de hospitalización, olvidar las dolorosas y horrorosas consecuencias de esa cruenta conflagración. Esta primera tentativa florece cuando esos pioneros del deporte para discapacitados, traspusieron los umbrales del centro hospitalario para regresar a sus hogares”.
Durante la década de 1930, el historiador alemán Carl Diem y Wall Witz habían promovido en Alemania la idea de los beneficios del deporte para los minusválidos. Con lo mencionado, queda claro que las iniciativas de acercar el deporte a las personas discapacitadas ya estaban presentes.
Los héroes de la posguerra
La Segunda Guerra Mundial dejó un saldo irreparable de vidas. A su vez, duras secuelas a los sobrevivientes, tales como mutilaciones e invalidez. Los países involucrados en este conflicto bélico debieron atender a sus sobrevivientes. Esto produjo el surgimiento del movimiento rehabilitador físico-somático y funcional.
Este fue impulsado por destacadas figuras como Howard Rusk y Ludwig Guttmann, considerados como los padres de la rehabilitación médica y del movimiento paralímpico, respectivamente.
El médico estadounidense Howard Rusk, conocido como el Dr. Live-Again, fundó el primer programa integral de capacitación médica en rehabilitación del mundo: el Departamento de Rehabilitación de la facultad de medicina de la Universidad de Nueva York. La idea de que el tratamiento no se limite a aflicciones específicas sino a la persona en general fue difundida por Rusk.
Ludwig Guttmann, neurólogo británico de origen judío, sufrió las consecuencias del régimen nazi: perdió a su padre en un campo de concentración, a su hermana en una cámara de gas, y se le prohibió ejercer libremente su labor médica. Afortunadamente, pudo escapar de Alemania y establecerse en Gran Bretaña.
Guttmann es una de las autoridades más influyentes en la rehabilitación de lesiones medulares. En 1944, asumió el cargo de director del Centro Nacional de Lesiones Espinales en el Hospital de Servicios Médicos de Emergencia de Stoke Mandeville, a pedido del gobierno británico. A partir de ese momento mejora la comprensión hacia la lesión medular. Antes de Guttman, los lesionados medulares estaban condenados a una muerte física y psíquica. Se buscaba emplear la práctica deportiva para la rehabilitación total del hombre, dándole así un nuevo sentido a su vida y un nuevo rol en la comunidad.
Los Juegos Paralímpicos
El pensamiento de Guttmann se plasmó en los Juegos Deportivos de Stoke Mandeville, cuya primera edición fue en 1948, coincidiendo con los Juegos Olímpicos celebrados en Londres. Los Juegos de Stoke Mandeville se desarrollaron con periodicidad anual y progresivamente tuvieron impacto en otros países. En 1952, una representación de Holanda compitió junto a sus homólogos británicos, con esto los juegos adquirieron la condición de evento internacional.
Para 1956, la labor hecha por Guttmann le valió el reconocimiento del Comité Olímpico Internacional (COI) con la Copa Sir Thomas Fearnley por difundir el movimiento olímpico. La misión de Guttmann ya estaba siendo conocida y admirada por todos.
En 1958, Antonio Maglia, director del Centro de Lesionados Medulares, le propuso a Guttmann celebrar los Juegos de Stoke Mandeville de 1960 en Roma, una vez culminados los Juegos Olímpicos de ese año. Esta iniciativa contó con el apoyo de distintas autoridades italianas, entre ellas la primera dama Carla Gronchi, que estuvo a cargo de inaugurar aquel acontecimiento en el Estadio Olímpico de Roma. Roma 1960 fue un momento trascendental para el deporte y el Movimiento Paralímpico.
El término Juegos Paralímpicos fue aprobado por el COI recién en 1984: veinticuatro años después de Roma 1960 y a cuatro de la partida de Ludwig Guttman, el Coubertin de los discapacitados.
Deporte para todos
Los Juegos Paralímpicos no son el único evento que reúne a atletas con alguna discapacidad. En 1924 se llevaron a cabo en París los Juegos Internacionales Silenciosos, que desde 2001 son reconocidos por el Comité Paralímpico Internacional (CPI) como Sordolimpiadas. Los activistas francés y belga Eugène Rubens-Alcais y Antoine Dresse, ambos sordos, lucharon para que las personas con discapacidad auditiva pudieran participar en los deportes. Eugène Rubens-Alcais fue el fundador del Comité Internacional de Deportes para Sordos (CIDS). Por todo su emprendimiento se le considera el padre de los Juegos Olímpicos para sordos.
Los Juegos Olímpicos Especiales, reconocidos como tal desde 1988 por el CPI, son un evento deportivo para atletas con discapacidad intelectual, que se llevan a cabo ininterrumpidamente desde 1968.
Los paralímpicos históricos
La participación de atletas paralímpicos en competencias convencionales ha existido desde antes de que se formaran torneos deportivos especializados. El primer caso del que se tiene registro es del gimnasta estadounidense George Eysel en los Juegos Olímpicos de 1904. En aquellos juegos participó con una prótesis de madera, debido a que en su juventud perdió su pierna izquierda. Eso no fue inconveniente para él: ganó tres medallas de oro en gimnasia. Así como Eysel, el deportista húngaro Oliver Halasy fue medallista de oro en las ediciones de 1932 y 1936, en la categoría de polo acuático. Halasy presentaba una amputación parcial de su pierna izquierda.
El tirador húngaro Károly Takács, a pesar de perder su mano derecha en maniobras militares, pudo ganar dos medallas de oro en 1948 y 1952.
En los Juegos Olímpicos de 1952 y 1956, la jinete danes Liz Hartel fue medallista de plata en doma clásica individual. Liz estaba inmovilizada de la cintura hacia abajo, a causa de las secuelas que le dejó el polio.
El pitcher de béisbol estadounidense Jim Abbot, quien jugó diez temporadas en la Major Baseball League MLB con total éxito, fue medallista olímpico en los Juegos de Seúl 1988. El haber nacido sin su mano derecha no le fue impedimento.
Reflexión Final
El deporte es una práctica realizada por el ser humano, independientemente de su condición. El acercamiento de ésta hacia las personas con algún tipo de discapacidad acorta las distancias sociales entre los seres humanos.
Los Juegos Paralímpicos son, sin duda, uno de los mejores avances que ha podido tener la humanidad. El deporte devolvió las esperanzas a personas que estaban condenadas a una muerte silenciosa. El deportista paralímpico no es un sujeto de lástima sino de admiración.
Deja una respuesta