Por Guillermo Falcón
Los Juegos Olímpicos siempre nos regalan historias inolvidables. Muchos deportistas luchan desde pequeños con el fin de destacarse en sus disciplinas y obtener un cupo a la máxima competencia deportiva en el mundo. Ejemplos como Jesse Owens y Michael Phelps demuestran la capacidad de un atleta para superar las adversidades en busca de cumplir sus objetivos. En Tokio 2020, no fue la excepción: hemos observado muchos récords y atletas emocionados por conseguir una medalla olímpica, lo cual para muchos de ellos es el mayor sueño de su carrera deportiva.
Una de las historias más emotivas fue la de Gianmarco Tamberi. El atleta italiano se ganó la admiración de los aficionados del deporte al compartir la medalla de oro de salto alto junto al qatarí Mutaz Essa Barshim. Ambos habían logrado saltar hasta 2,37 m y debían continuar para definir quién ganaba la medalla de oro. Sin embargo, al consultar si era posible no saltar y ambos ganar el oro, el juez confirmó esa opción. Tamberi y Mutaz no dudaron en aceptar: se abrazaron y celebraron luego de obtener una histórica medalla de oro. Esto reflejó los valores olímpicos: el respeto, la amistad y la excelencia.
Para ambos atletas, no fue una coincidencia encontrarse en instancias decisivas de los Juegos Olímpicos. Mutaz y Tamberi llevan una amistad de muchos años y han compartido momentos muy emotivos. El qatarí fue el gran soporte de Gianmarco en el momento más difícil de su carrera, cuando se encontraba recuperándose de su lesión y no disfrutaba las competencias. Esto motivó al italiano en búsqueda de la confianza necesaria para retomar su mejor nivel. De este modo, Mutaz jugó un papel importante en la travesía de Tamberi hacia Tokio 2020.
El hecho no fue el único por el cual Tamberi es una de las figuras en esta edición del atletismo olímpico. Su camino para llegar a Tokio es digno de enmarcar. En 2016, el italiano fue campeón del mundo y de Europa. Por ello, era uno de los favoritos a obtener una medalla en Río. Lamentablemente, sufrió una severa lesión en plena preparación: rotura de ligamentos en su tobillo izquierdo. En el momento más complicado de su carrera, no se hundió y escribió en su yeso: “Road to Tokio 2020”. Su motivación era obtener revancha en los siguientes Juegos Olímpicos y se preparó a conciencia con la finalidad de lograr una medalla. Luego de conseguir la medalla de oro, Tamberi celebró con la bandera italiana en lo más alto y también con el yeso en su mano, como un “amuleto” para lograr su objetivo.
Gianmarco Tamberi entró en la historia del deporte italiano y es protagonista de una historia más de deportividad en los Juegos Olímpicos, donde los valores están por delante de la competitividad. Para Mutaz Essa Barshim, el oro significó la recompensa luego de 2 Juegos Olímpicos en el podio (bronce en Londres 2012 y plata en Río 2016). Por su parte, Tamberi obtuvo un premio soñado después de años de esfuerzo y constancia. Como él, muchos atletas afrontan distintos desafíos antes de llegar a unos Juegos Olímpicos. Detrás de cada deportista hay una historia de sacrificio, la cual debemos valorar y reconocer.
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