Por Sebastián Guerra
Ser deportista peruano es hacerse un nombre a base de esfuerzo y dedicación, pero en medio de un clima de incertidumbre y una falta de apoyo de todo tipo por falta de políticas a favor del deporte y un desinterés de empresas privadas que no ve al deporte como una inversión, si no como un gasto.
En medio de eso, somos un país que no ganaba una medalla paralímpica hace 17 años (las dos última fueron de bronce de Jimmy Eulert en el 2004, quien además consiguió la última de oro en Sidney 2000, todas en natación). El tiempo pasaba y pasaba y fue Angélica Espinoza, una joven de 23 años, la encargada por el destino de darnos la novena medalla paralímpica de nuestra historia y situarse, a base de sacrificios y lucha, como la mejor del mundo en parataekwondo K44 -49 kg.
Angélica nació sin una parte de su brazo y eso nunca le significó una limitación de algún tipo. Practicó natación durante un breve tiempo, pero fue el taekwondo el deporte que la enamoró e hizo darse cuenta de que tenía un talento, el cual fortaleció con entrenamiento y un plan nutricional estricto. Hoy, muchos años luego de aquel primer encuentro con este deporte de contacto, nuestra representante nacional es tricampeona panamericana, medallista de oro en Lima 2019 y es reconocida como la mejor mujer Para atleta de América por el Comité Paralímpico de las Américas (APC).
Plan Tokio
Para triunfar en el deporte y lograr todo lo que ha obtenido Angélica no solo hace falta talento. También importa el entrenamiento, la calidad de este y la alimentación que se tenga. Ella lo entendió a la perfección hace mucho tiempo e incluso entrenaba a doble turno en el polideportivo 2 de la VIDENA, pero con la novedad de hacerlo días antes de partir a Tokio. Para esto fue muy importante el apoyo de Proyecto Legado.
Todo este entrenamiento tuvo como consecuencia que Angélica mejore de manera notable su velocidad. Hoy es capaz de dar dos patadas en un segundo, girar mucho más rápido y saltar más alto para facilitar sus ataques. Su físico también sufrió cambios y subió de 10kg de músculo, para tener un físico muy parecido al de una fondista.
Nuestra atleta y representante nacional, cerró de manera brillante su campaña en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Venció de manera clara a la turca Meryem Cavdar por un marcador 34-21.
17 años tuvieron que pasar para que tengamos una medallista paralímpica. Nuestra Angélica nos regaló la de oro. Corrió con bandera en brazos consciente de que dejó a su querido país en lo más alto. Diversos deportistas y personas reconocidas en el país la felicitaron y agradecieron por el logro, tales como Paolo Guerrero y Alexandra Grande. Nosotros no podemos ser ajenos a esto. Gracias Angélica, más que por la medalla, gracias por representarnos así y gracias por ser peruana.
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