Por Tamara Ojeda
Octubre del año 2017 fue, al menos como lo recuerdo, particularmente frío. Los días así
suelen venir acompañados de cafés y chocolates. De otra forma, la supervivencia sería
imposible. Aquel año me encontraba en cuarto de secundaria, aun tratando de construir
una gama de gustos personalizada, desde películas hasta ropa. Netflix y su algoritmo
tuvieron una gran influencia en esa construcción.
Algo que olvidé mencionar de ese particularmente frío mes de octubre fue que, además
de traer consigo cafés y chocolates trajo también un par de resfriados. Así fue como la
magia de Netflix hizo su trabajo y logró que, después de un sinfín de búsquedas, eligiera
una serie sumamente adictiva: How I Met Your Mother.
How I Met Your Mother es, en boca de muchos fans de Friends, una copia de la segunda.
Sin embargo, como una fan de Friends, confieso que no encuentro parecido alguno más
que el ser, cada una a su manera, series realmente buenas.
Un terrible dolor de cabeza, sumado a una interminable gripe y una tarea hecha a medias
fueron la excusa perfecta para regresar a casa y continuar con la segunda temporada de la
serie. El capítulo que me tocaba ver era el catorce, en el que los protagonistas se perdieron
el Super Bowl por asistir a un funeral.
Ted, el personaje principal, hizo hasta lo imposible por no saber el resultado del juego
hasta poder verlo con sus amigos. Como una fan del fútbol, la decisión me pareció extraña
puesto que, de haber sido Ted, hubiera buscado los resultados del partido apenas tuviera
la oportunidad. Fue entonces cuando me pregunté: ¿qué es el Super Bowl?, pero, sobre
todo, ¿qué es lo hace tan especial?
Con una sola búsqueda podía encontrar que el Super Bowl es la final de una temporada
de la NFL; sin embargo, eso no respondía a la pregunta. De nuevo, de estar en los zapatos
de Ted habría corrido a buscar los resultados de la final de una Champions si es que mi
mala suerte me impidiera verla en vivo.
Lo poco que conozco del fútbol americano lo aprendí viendo series o películas. Sé que
los equipos deben, por momentos defender y por momentos concentrarse en atacar. Sé
que los jugadores utilizan cascos y hombreras para protegerse, puesto que es un deporte
de fuerte contacto. Sé, también, que el objetivo es llegar al otro lado de la cancha con el
balón y así anotar un touchdown. Lo que sigo sin saber hasta hoy es qué hace al Super
Bowl, y a sus fanáticos, tan distintos de la Champions y sus aficionados.
Sin una respuesta clara, pero sí con una teoría, supongo que si tuviera que responder que
es la NFL para mi diría que es el equivalente a una competitiva liga de fútbol, que atrae
y agita a todos los amantes del fútbol americano.
Al fin y al cabo, los deportes suelen sacar ese hincha que todos traemos dentro y llevan
nuestra emoción al extremo. He visto personas hacer locuras cuando Perú logró una
clasificación al mundial luego de 36 años o llorar desconsoladamente cuando la selección
trae a casa una derrota. Supongo que, para un aficionado del fútbol americano, como Ted,
el Super Bowl encierra toda una historia que con gusto me sentaría por horas a escuchar.
Para mí, esta es la nada increíble historia de como conocí al Super Bowl
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