Por Gonzalo La Torre
Hoy más que nunca podría ser el momento idóneo para juntar a Jefferson Farfán y Paolo Guerrero en un club –y no cualquiera, sino el que los vio nacer como futbolistas- tras 20 años. La diferencia es que Farfán llegó a debutar oficialmente antes de emigrar, y Paolo llegó a Alemania sin sumar minutos con el primer equipo.
Cuando la «Foca» llegó a la institución blanquiazul tras no concretar opciones en Europa, Brasil y Estados Unidos, fue criticado arduamente por salir de la elite para volver al Perú, incluso se le retiró y algunos hinchas pidieron que no se le convoque más a la selección. Luego volvió la lesión a la rodilla que tantas veces lo había complicado, y tardó en demostrar una vez más su jerarquía en el campo. Pero Farfán demostró convicción, retornó con goles y fue convocado nuevamente por Ricardo Gareca en el momento más importante de las eliminatorias para Qatar 2022. Se trata de compromiso y voluntad.
Paolo tiene 37 años y cada vez le resta menos tiempo como futbolista profesional. Hace poco tuvo una lesión que le restó ritmo y ahora le está costando adaptarse, a tal punto que le pidió a Gareca no ser titular en el último partido de la selección contra Venezuela. Pero no desiste y está entrenando para recuperar su nivel, sumando algunos minutos con su equipo actual y manteniéndose en la lista de los convocados. No obstante, parece haber perdido margen en el Inter. Ahora se habla de una posible salida.
Si esto sucede, los posibles destinos son reducidos. Hace unos meses hubo interés de parte de Boca Juniors, pero el contexto es diferente ahora y probablemente no se repita una oportunidad así. En ese escenario, retornar a Perú para jugar la Copa Libertadores no sería una opción descabellada, considerando la jerarquía del Campeón Mundial a nivel de clubes. Con su nivel actual le basta y sobra para el torneo local, basta con mirar a Farfán para saberlo. En una liga como la peruana la jerarquía pesa y marca el paso.
Se podría decir que el salario sería un impedimento para la llegada de Paolo, pero una estrategia similar a la utilizada con Farfán sería el camino ideal. Algún acuerdo con patrocinadores quizá puedan completar el monto que requerirá un fichaje como el del capitán, sin desfalcar a Alianza Lima y manteniendo al jugador en competencia.
Sin duda la posibilidad de juntar a ambos referentes de la historia del fútbol peruano –mundialistas- ilusiona a los hinchas blanquiazules. Es una opción real, si es que se terminan de dar los contextos, y seguramente la administración intentará convencer al jugador (al igual que viene intentando Farfán) para que regrese a su segundo hogar. Es una cuestión de tiempo. Mientras tanto, habrá que disfrutar los últimos momentos de dos de los jugadores que más alegrías nos han regalado en los tiempos modernos.
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