Por Fernando Gonzalez, Camila Jaimes, Griselle Reyna y Paolo Salazar
El pasado martes 16 de noviembre se jugó la fecha 14 por las Eliminatorias sudamericanas, en donde Perú consiguió un sufrido triunfo por 2 a 1 ante su similar, Venezuela. Esto significó que el cuadro nacional se ubique en el quinto lugar de la clasificación. Hoy por hoy en zona de repechaje. Sin embargo, yendo más allá del resultado, el cual durante la última fecha doble nos acompañó, hay una constante que se viene repitiendo luego de haber finalizado la Copa América, y es que el rendimiento de la selección ha crecido exponencialmente. Aunque, esto no necesariamente se ha visto reflejado en los resultados, y prueba de ello son las duras caídas en Bolivia y Argentina. El cambio va incluso más allá del buen juego colectivo mostrado, puesto que es algo que transmite la interna de los jugadores. Si los vestuarios hablaran, de seguro confirmarían esta teoría. No es sorpresa para nadie que la fortaleza del equipo de Gareca se deba al gran ambiente colectivo que se vive. En términos conceptuales, el estratega argentino logró desarrollar y fomentar de manera contundente la inteligencia interpersonal. Es justamente por ello que analizaremos a dos de los pilares, y probablemente los que mejor evidencian toda esta unión previamente planteada: Gianluca Lapadula y Christian Cueva. Dos futbolistas muy diferentes en cuanto a su origen, crianza, cultura y costumbres, pero que cuando llevan la franja en el pecho luchan por el mismo objetivo.
Con el primero de estos se plantearon situaciones bastante concretas. ¿Se adaptará Lapadula al grupo que formó Gareca? ¿Al menos sabe el himno nacional? Definitivamente estas fueron algunas de las principales incógnitas que generaba su incorporación, y propio del pensamiento concreto de muchos periodistas. La respuesta se reducía a un rotundo no. Mientras que otros lo defendían ferozmente, porque les parecía atractiva la Serie A, liga donde militaba. Esto llevó a que luego de su debut en noviembre de 2020, y ante los resultados adversos, la opinión pública afirmara que su poca participación se trataba de una argolla intencional, pues a jugadores como André Carrillo, Christian Cueva, Edison Flores y Renato Tapia no les hacía gracia que un jugador totalmente ajeno a lo vivido sea visto como el salvador. Sin embargo, se sostiene que lo sucedido iba mucho más allá del estilo de juego, o del propio entendimiento que se fue afianzando con el pasar de los partidos hasta desembocar en lo que es hoy en día; dado que, mirando hacia atrás, en sus orígenes, podríamos responder el por qué ambos sienten la misma pasión por la camiseta, aquella que en un momento fue “un plato de segunda mano” para el delantero ítalo peruano.
El camino de la dupla goleadora
Christian Cueva es un año menor que Gianluca Lapadula, pues cuentan con 30 y 31 años respectivamente. Si bien el fútbol es el común denominador en ambas historias, sus trayectorias antes de llegar a la selección peruana de fútbol son muy diferentes. Por un lado, Christian Cueva comenzó su carrera en Huamachuco, una ciudad en la sierra de La Libertad, Trujillo. Su desempeño en los clubes de la Copa Perú lo llevó a debutar, con tan solo 16 años, en el equipo de la Universidad San Martín. Desde aquel entonces ya empezaba a dar de qué hablar, pues cuenta con anécdotas bastante peculiares, como la vez que se escapó de la concentración y por cuatro días no se supo su paradero. La repentina desaparición se debía a que, en su tierra natal, Huamachuco, se estaba disputando un pequeño torneo de fútbol, en donde el premio mayor era una vaca, y Christian no desaprovechó la oportunidad. Más allá de lo anecdótico, esto evidencia que, en tierras peruanas, muchos juveniles juegan por motivos más fuertes que el amor o pasión por el balón, sino que ven en este una manera de salir de la pobreza. Posteriormente, “Aladino” jugó en la Universidad César Vallejo y luego emigró al extranjero. Fue allí cuando comenzó su ciclo de cambios constantes por conflictos extradeportivos. Claro ejemplo de ello es el altercado que tuvo con el entonces entrenador de Alianza Lima durante 2014, Guillermo Sanguinetti, cuando se negó a seguir sus indicaciones dentro del campo. Esto tuvo como consecuencia la separación del jugador por el resto del campeonato.
Así como en ese caso, Cueva fue conocido por su falta de compromiso profesional en clubes como Toluca en México, Santos en Brasil o el más reciente de todos, el Yeni Malatyaspor en Turquía. Este último conflicto en tierras turcas le costó el puesto de titular en la selección peruana, ya que la falta de ritmo obligó a Gareca a relegarlo al banco de suplentes en el tan recordado partido ante Brasil, partido en donde Julio Bascuñan se robó el protagonismo. En febrero de 2021 llega al club árabe de poco renombre, Al-Fateh, en donde en un corto periodo de tiempo demostró que talento y calidad tiene de sobra. Mientras en un inicio, sus acciones indicaban que, además de poseer un enorme talento, Christian jugaba al fútbol para apoyar a su familia económicamente. Se puede decir que, en este punto de su carrera, trató de hacerlo por diversión, y sin caer en el compromiso excesivo. Esto ha sido motivo de críticas hacia su persona, aunque analizando desde el punto de vista social, la falta de profesionalismo y disciplina es algo que sucede en casi todas las clases sociales y edades.
Por otro lado, la migración peruana a Italia en 1989, a raíz de la crisis económica, llevó a la peruana Blanca Vargas, madre de Gianluca Lapadula, a Turín, capital de Piamonte en Italia, en búsqueda de estabilidad. El apodado “Lapagol”, italiano de nacimiento, pasó sus años de juventud por diferentes clubes de divisiones menores de la Juventus hasta llegar a su actual club: Benevento. En el año 2020, Gianluca Lapadula sería reclutado por Ricardo Gareca, director técnico de la selección peruana de fútbol, pues ante la rotura de ligamentos de Paolo Guerrero, la selección se vio en la necesidad de refrescar la delantera para afrontar las eliminatorias mundialistas rumbo a Qatar 2022 y la Copa América. De esta manera, luego de tanta incertidumbre y en medio de una grave crisis política, el 30 de noviembre de 2020, Lapadula sería convocado. La novela del delantero parecía por fin tener un rumbo definido.
Compenetración dentro y fuera de la cancha
Enfocándonos un poco más en la relación de los dos futbolistas elegidos, tanto Gianluca Lapadula como Christian Cueva son piezas fundamentales en el once de Ricardo Gareca. Cueva le dio la bienvenida a Lapadula antes de que Perú venciera 2-1 a Ecuador en noviembre de 2020, publicando en su cuenta de Instagram: “Bienvenidos todos los que vengan a sumar a la selección. Eso es lo más importante”.
Una vez llegada la competencia continental más importante a nivel de selecciones sudamericanas, y ante sorpresivos ausentes por diversos motivos, nació una sólida amistad entre estos dos, que se ve reflejada en las bromas, cantos, bailes y fotografías que circulan en Internet después de una victoria o durante una concentración. Esto evidencia el ambiente armónico que se vive hoy en la selección. Según el licenciado en psicología, Samuel Izquierdo, la convivencia sana produce dopamina, lo cual permite un mejor desempeño físico. En otras palabras, el estar contento y tranquilo juega un rol muy importante en la carrera de un futbolista, pues ayuda a lidiar con la presión, la cual muchas veces resulta ser contraproducente.
Gracias a la interpretación de datos estadísticos podemos notar que la dupla Lapadula-Cueva ha supuesto la consagración de estos dos como la principal carta de gol, desde noviembre de 2020, cuando el delantero del Benevento arribó a nuestro país por primera vez. Tomando en cuenta sus participaciones en las eliminatorias rumbo a Qatar 2022 y la Copa América, ambos coincidieron en 17 partidos, de los cuales Cueva anotó 5 goles y aportó con tres asistencias, mientras que Lapadula registró 5 goles y tres pases de gol. Por ello, uno de los principales apelativos que se han ganado es “La dupla goleadora”.
Emociones contrastadas
Como se mencionó, Cueva es uno de los jugadores peruanos más talentosos de las últimas décadas, pero, lamentablemente su nombre va acompañado de un “hasta que”, ya que, a pesar de su gran talento, sus actos de indisciplina, peleas con los entrenadores, directivos e incluso hinchas, lo han llevado a salir de equipos que apostaron mucho dinero por él. No obstante, a pesar de estos episodios, Ricardo Gareca reafirma su confianza en cada convocatoria. Si buscamos hacer un contraste entre la historia de ambos jugadores, en el caso de Christian Cueva destacan todas las oportunidades que tuvo, ya que, al tener talento, muchos clubes apostaron por él como delantero. Sin embargo, existe una tendencia por parte del jugador a incumplir los reglamentos, cuestión que, como se mencionó antes, lo ha llevado a mudarse de diferentes clubes constantemente. Este hecho, por su nivel en la selección, lo convierte en un embajador del fútbol peruano a nivel mundial. Por otro lado, Gianluca Lapadula no tuvo todas las oportunidades de sobresalir a temprana edad a diferencia de Cueva, ya que recién a los 30 años disputó un partido oficial en una selección nacional. Para Gianluca fue muy difícil destacarse durante su formación en Italia, pero hay que reconocer que la constancia y disciplina fueron claves en su resultado.
Christian Cueva refleja actitudes de indisciplina e incomprensión; mientras que, Gianluca Lapadula, la actitud que se aspira a llegar a ser: resiliente. Ambos jugadores polémicos, poseen una personalidad diferente tanto dentro como fuera de la cancha, lo cual influye en la opinión de los hinchas hacia cada uno de ellos. Los aciertos y desaciertos de Cueva, agregando su estilo de juego inestable, le han generado críticas de parte de los hinchas, quienes se cuestionan la decisión del técnico Ricardo Gareca al seguir convocándolo en la selección. En el partido disputado en octubre contra Bolivia en La Paz, un error de un pase ocasionó la distracción de los jugadores y, como consecuencia indirecta, un gol en contra que finalizó con una derrota. En una entrevista realizada para este reportaje al periodista deportivo del diario El Comercio, Jason Curi Chang: “Los peruanos somos tan fáciles de señalar culpables que parece que está como instaurado en nuestra idiosincrasia”. En este caso, se puede decir, que los hinchas descargaron sus frustraciones con Cueva, señalándole como el culpable de la derrota de la selección. A pesar de las críticas, Cueva ha demostrado que es capaz de sobrellevarlas y que no afectan su rendimiento.
Por otro lado, Lapadula también fue criticado por la hinchada y el periodismo peruano, pues argumentaban de que no representaba la identidad del futbolista peruano: que no se entendería con los demás jugadores, que nunca cantaría el himno nacional, entre otras premisas que se relacionaban más con los factores personales que los plenamente futbolísticos. De modo que esto simbolizaba una mayor presión y estrés hacia el jugador, causadas por medio de las expectativas que tenían los fanáticos de que Gianluca lograra reemplazar el legado de Paolo Guerrero, así como las demandas de los hinchas y de la propia prensa de que el atacante del Benevento se adecúe a la personalidad de un jugador peruano, aquel futbolista que demuestra el amor hacia su país y a su cultura. En ese sentido, el delantero trató de demostrar su peruanidad haciéndose un tatuaje bastante cuestionado en su momento, pues los ciudadanos peruanos, aún resentidos por la negativa en primera instancia, aseguraron que se había tatuado a un indio americano, afirmación que posteriormente fue desmentida. Estas son anécdotas bastante divertidas, más aun sabiendo que Lapadula se ha convertido en casi un ícono por su peculiar forma de retratar el compromiso.
El buen presente de ambos futbolistas
Luego de repasar las reacciones de los hinchas con respecto al rendimiento de ambos jugadores, se analiza el desempeño de estos futbolistas, quienes cierran un año 2021 siendo prácticamente los jugadores más influyentes en el juego del equipo no solo por sus goles y asistencias, sino también debido a que el mediocampista y el delantero se buscan constantemente durante los ataques peligrosos de la selección peruana. Es decir, una compenetración que se ve dentro y fuera del terreno de juego, pues esta amistad se ve reflejada en la excelente química que poseen, además del sentimiento intenso que comparten pese a que nacieron en diferentes contextos culturales. Un claro ejemplo, aparte de la comunicación que tuvieron ambos futbolistas en las redes sociales, fue en el tan recordado gol hecho por Cueva, a pase de Lapadula, en la victoria de Perú en Quito frente a Ecuador. Esa anotación marcó el inicio de esta gran dupla, la cual nació acompañada a partir de que fueron, son y siguen siendo el foco de los fanáticos en diferentes aspectos, tanto positivos como negativos.
En primer lugar, Lapadula debía enfrentar las demandas físicas de competir en las eliminatorias sudamericanas, en donde las exigencias son mayores al jugar en el difícil calor de Barranquilla y Quito, al igual que en la abrumadora altura de La Paz. En dos de esas tres plazas, se vio una menor intervención del futbolista, pero que aun así él demostró su sacrificio e ímpetu al presionar a los jugadores rivales, así como esperar los momentos precisos para atacar como en la victoria contra Ecuador al tener una asistencia y frente Bolivia en el estadio Hernando Siles de La Paz en donde, pese a su baja participación en el ataque, siempre esperó la oportunidad de ir a la ofensiva mediante el contragolpe.
Por otro lado, en el caso de Cueva la situación es similar, pues “Aladino” también fue y sigue siendo ampliamente criticado por la hinchada y prensa peruana por su carácter dentro y fuera del campo explicado anteriormente, ya que se ha relacionado al jugador con polémicas deportivas y extradeportivas por el motivo de que el mediocampista se le vincula con polémicas. Por ejemplo, previo al partido contra Brasil en Pernambuco, se le acusó en diferentes medios al futbolista de cometer una indisciplina a la cual Cueva negó las acusaciones.
Además, cabe recordar que el jugador quedó fichado por los fanáticos luego de que fallara el penal en el Mundial de Rusia 2018 contra Dinamarca, puesto que los peruanos estuvieron a punto de gritar el primer gol en su regreso a la Copa del Mundo y que los pondría adelante en el marcador, pero el futbolista del Al-Fateh la tiraría afuera. De tal modo que cierta parte de los aficionados piensan que Perú hubiera llegado lejos en el Mundial si Christian no fallaba el penal. Tras este acontecimiento, cada vez que la selección pierde un partido y el futbolista comete un error, se le señala como el culpable de los malos resultados de la selección como aquel partido contra Bolivia en La Paz en donde los hinchas atacaron verbalmente al mediocampista, pues consideraron que él fue el responsable de la derrota.
En efecto, ambos futbolistas han recibido múltiples críticas por la desconfianza de los hinchas y la prensa en momentos concretos durante su paso por la selección. No obstante, en vez de que esta presión perjudicara el rendimiento de Lapadula y Cueva, ocasionó que ellos quisieran demostrar a los peruanos y a los medios que están dispuestos a sudar la camiseta por el Perú. Este aspecto es lo que ha diferenciado a esta gran dupla de muchos futbolistas en el mundo, pues en el fútbol es común que un jugador empeore su desempeño al no soportar la presión de los periodistas y de la hinchada, pero también es frecuente que utilice esta tensión generada por la crítica de las masas como pilar de motivación psicológica en los partidos.
Ambos futbolistas respondieron a la presión de parte de los fanáticos por medio de su buen juego y aportación en el equipo. Un claro ejemplo fue cuando Christian anotó el segundo tanto contra Bolivia en Lima y mandó a callar al público que estaba presente en el estadio Nacional, luego de que fuera señalado por los aficionados e, incluso, por parte de los medios en el partido anterior en la ciudad de La Paz. Luego, rectificaría su buen momento tras su gol que le dio la victoria a Perú frente a Venezuela en Caracas.
Mientras que Gianluca, fiel a su habilidad y profesionalismo, demostró su sacrificio y compromiso con la camiseta blanquirroja, de modo que no tardó mucho en contribuir al equipo por medio de sus goles y asistencias en partidos fundamentales de la Copa América y eliminatorias rumbo a Qatar 2022. Cómo no recordar aquellos dos goles de Lapadula contra Paraguay por los cuartos de final de la Copa América o su primer tanto en clasificatorias frente a la selección boliviana en Lima y por supuesto su gol en el último partido contra La Vinotinto. Por ello, el buen rendimiento del dúo del 9 y el 10 que le permitió a Perú ubicarse en puesto de repechaje no solo proviene de su talento deportivo, sino que también resulta de la motivación de ambos futbolistas por representar a la selección, además de que se compenetran dentro del terreno de juego y que comparten el sentimiento de que, en algún momento de su participación en la selección, fueron juzgados por la hinchada y prensa peruana.
Por lo tanto, mediante lo expuesto, se observa cómo influye en el rendimiento de un futbolista profesional, el tipo de contexto social en el que ha crecido. Todo esto evidenciado a partir de ciertas actitudes que presentó Christian Cueva a lo largo de su carrera y que, en muchas ocasiones, provocó que no tuviera los minutos deseados en los clubes que jugó. Este carácter contribuye a que el “10” sea constantemente criticado por la opinión pública, pues se vincula cada mal rendimiento en un partido con su conducta y la falta de esta. Al mismo tiempo, Gianluca Lapadula, pese a que estuvo menos relacionado a las polémicas durante su trayecto deportivo, que haya crecido en una sociedad completamente diferente a la peruana y que esta no haya sido su primera opción en un inicio, fue el motivo central de las críticas por parte de un sector de la prensa y de la hinchada. Todo esto sin siquiera presenciar el pundonor y garra que este le pondría a cada una de las oportunidades que tendría en adelante.
Asimismo, a pesar de sus diferencias individuales, Gianluca Lapadula y Christian Cueva fueron criticados por los mismos sectores, lo que pudo representar un motivante de querer demostrar que sí merecen estar en la selección. Es decir, no sucumbieron ante la presión mediática y expectativas sobre sus hombros, sino que se esforzaron para demostrar que sí merecían recibir la confianza y por ende defender los colores peruanos. Es por ello que esta dupla goleadora seguirá buscando aportar al juego de la selección en su búsqueda de la clasificación al Mundial 2022, competición que, hasta hace algunas fechas, parecía ser un sueño lejano, pero que hoy en día es un sueño que puede concretarse al depender de ellos mismos.
Deja una respuesta