Por Milovan Byrne
En el mundo del tenis, a lo largo del año, existen 4 estaciones que todo fanático del “deporte blanco” espera con ansias. El abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y el US open son considerados los Grand Slam en los cuales los principales tenistas del mundo buscan hacer historia e impregnar su huella en la historia del tenis. Sin embargo, entre el abierto de Australia y el Roland Garros hay un espacio de 4 meses en el que se producen torneos de menor relevancia, que despiertan gran interés en el público. Uno de ellos es el Indian Wells considerado el quinto Grand slam por su importancia para el mundo de este deporte, las increíbles instalaciones del torneo en el valle de Coachella (California) y las sorpresas que se producen durante el campeonato. Todo eso y mucho más permite considerar que Indian Wells es la tierra de las oportunidades para las promesas y las hazañas del tenis en el «paraíso del tenis» como se denomina el torneo.
La idea de la creación del Indian Wells fue del ex tenista de los Estados Unidos, Charles Pasarell, en 1974, siendo ese año su primera edición disputada en Tucson (Arizona). Dos años después, en 1976, el torneo se mudó a Mission Hills Country Club (Rancho Mirage, California) y con el paso de los años se contempló trasladarlo a diferentes sedes del territorio americano. Un ejemplo de ello fue a principios de los ochenta, cuando la Asociación de tenistas profesionales (ATP) sugirió cambiar la sede a la casa de Mickey Mouse: Disney World. Sin embargo, Pasarell aprovechó su condición de ser miembro del consejo de la ATP y declinó toda oferta para trasladarlo a otra ciudad. Aunque, ante el crecimiento de popularidad del torneo en el estado de California, decidió moverlo al Hotel de la Quinta, ya que su estadio tenía una capacidad para 7500 personas. Posteriormente, en 1987 Pasarell y su socio Raymond Moore invirtieron en la construcción de complejos e instalaciones más modernas en el hotel Grand Champions, en el cual se sigue jugando el campeonato hasta la actualidad.
Después de toda la introducción de la historia del Indian Wells, se observa que parece un torneo común y corriente, que no es digno de llamarse el quinto Grand slam. Es preciso explicar la grandeza de este torneo: se caracteriza porque los grandes del olimpo del tenis, quienes son dignos imitantes (imitadores es mejor) de Goliat, caen ante guerreros que luchan con el corazón y su alma representando el heroísmo de David. Un ejemplo de ello: en la edición pasada, cuando en el campeonato femenino, la española Paula Badosa (puesto 13) y la Bielorrusa Victoria Azarenka (puesto 27) llegaron a la final y en la edición masculina los finalistas fueron Cameron Norrie (Gran Bretaña) y Nikoloz Basilashvili (Georgia) que en ese entonces eran puestos 26 y 36 respectivamente. Esto demuestra un hecho histórico: los primeros 10 del ranking del ATP y del Women’s Tennis Association (WTA) no llegaron a la final del campeonato. Incluso, en la ATP, los finalistas no estaban dentro de los 25 primeros del ranking masculino. Esto refleja lo difícil y complicado que es para los tenistas este torneo y se diferencia de otros torneos de tenis, en los cuales los favoritos tienen más probabilidades de ganar un Grand Slam por la experiencia y el talento que derrochan. Asimismo, en la historia del Indian Wells se han hecho hazañas de calibre mundial magnificadas ante hechos históricos como la llegada a la luna o la irrupción del internet. En la cuarta edición del torneo, disputada en 1978, se enfrentaban en la final Guillermo Vilas que por ese entonces era uno de los mejores tenistas de su época y Brian Gottfried. Todo el mundo pensó que Vilas iba a arrasar con el desconocido Gottfried, pero en un duro partido, Vilas perdió ante Gottfried. Un baño de agua helada para el argentino que nunca más llegó a la final del torneo. A principios de los años 90, el gran tenista americano Andre Agassi perdió contra el sueco Stefan Edberg en un partidazo de 5 sets de 6-4, 5-7, 7-6 y 7-6 a favor del sueco. Ese partido fue considerado por la prensa como uno de los mejores de la década de los años 90. En 2016, la histórica tenista americana Serena Williams perdió en la final ante la Bielorrusa Victoria Azarenka en dos sets 6-4 y 6-4. Tiempo después, Williams reconoció que esa derrota ante Azarenko fue una gran reflexión para ella dado que consideraba que en ese momento estaba en uno de los mejores años de su carrera. En 2018, el histórico y en mi opinión el mejor tenista de la historia, Roger Federer perdió la final ante el argentino Juan Martín Del Potro, que se impuso por 6-4, 6,7 y 7-6. Además, el mismo Federer volvió a llegar a la final de la siguiente edición del 2019, pero lamentablemente perdió de nuevo esta vez contra el austriaco Dominic Thiem por 3-6, 6-3 y 7-5. Estos hechos marcan el destino de una competición en la que si quieres ganar una batalla tendrás que arriesgarte a perderla y pasar un calvario eterno que te llenará de dudas e inseguridades. No obstante, después de eso se verá la luz al final del túnel, después de haber sudado la gota gorda, ganar el trofeo te da la sensación de ganar el premio mayor: la gloria.
Para la edición de este año, no estarán presentes tenistas de calibre mundial de la ATP como Novak Djokovic (por no vacunarse contra el Covid-19) y Dominic Thiem. También sabemos que ante la seguridad de la no participación de jugadores importantes como Roger Federer, Cristian Garín, Albert Ramos, Kei Nishikori o Jo-Wilfried Tsonga. Lo mismo sucede en la WTA por parte de Ashleigh Barty o Danielle Collins, Anastasia Pavlyuchenkova, Karolina Muchova o Serena Williams. Por lo tanto, por el lado de la ATP se presentan como fuertes candidatos a Daniil Medvédev, Rafael Nadal y Alexander Zverev, además de Stefanos Tsitsipas, Felix Auger-Aliassime, Jannik Sinner, o incluso Carlos Alcaraz, quienes se presentan como las sorpresas para el torneo, pero conforme vaya avanzando el campeonato, pueden ir apareciendo otros tenistas que den la sorpresa.
Con respecto a la WTA, no me decantaría en dar una opinión sobre candidatos fuertes por la razón que el circuito de mujeres es muy irregular, pues hay pocas tenistas capaces de mantener un nivel alto o de conservar su posición en el ranking por mucho tiempo. Por otra parte, la baja de la tenista número uno en el ranking en la actualidad, Ashleigh Barty permite un abanico de posibilidades que recaen en Iga Swiatek, Paula Badosa, Anett Kontaveit o Aryna Sabalenka y en futuras sorpresas a Garbiñe Muguruza o Elina Svitolina. Su actuación demostrará si son capaces de mostrar una regularidad por poco tiempo así que habrá que observar su desempeño en el torneo para ver si están hechas para ser campeonas.
Sin duda, el “paraíso del tenis” nos dará muchas sorpresas, decepciones, pero, sobre todo, mucho tenis. Para ganar no solo se necesitará una buena preparación física, sino también una concentración mental, ya que como diría Novak Djokovic: “El ganador es el que más cree en la victoria”.
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