Por Gonzalo La Torre Elera
En un marco emotivo, los hinchas de Alianza Lima colmaron las tribunas del José Díaz con la expectativa de que su escuadra pueda conseguir un resultado positivo contra uno -si es que no el mejor- de los equipos con mejor juego de toda la región: River Plate. El objetivo era repetir el resultado del 2019, el empate 1-1 con goles de Manzaneda y Ferreira; o el otro empate contra el clásico rival, 0-0 contra Boca Juniors en el 2018. Pero los contextos son distintos.
Una hora y media antes de que comience el encuentro los fanáticos blanquiazules ya ocupaban las bodegas y zonas aledañas al Estadio Nacional, tomando alguna bebida o comiendo un aperitivo previo al espectáculo deportivo. Las pistas del perímetro estaban cercadas y los conductores que se desviaban por la zona hacían sonar sus bocinas en son de apoyo al club de La Victoria. Se palpaba la esperanza de conseguir un buen resultado, a pesar del mal momento que pasa el vigente campeón del fútbol peruano.
Media hora antes del inicio del partido las tribunas estaban casi completas y listas para el juego. La salsa, música criolla y algunas canciones de festejo completaron la previa que buscaba hacer sentir la localía. Seguro que los de Argentina lo percibieron, pero eso nunca fue impedimento para que River proponga y salga a jugar como lo sabe hacer. Hubo una considerable cantidad de hinchas millonarios, en la tribuna sur y camuflados en las otras del estadio.
El encuentro fue intenso desde el saque inicial. River Plate partió con presión alta, impidiendo que Alianza progrese en ataque y recuperando rápido el balón. No es una novedad que el fútbol nacional se encuentra por debajo en términos de intensidad, pero la del equipo argentino es superlativa. 9 de los 11 jugadores se asocian a uno o dos toques máximo, con precisión y verticalidad, es decir, avanzando en campo rival. Tan es así que Hernán Barcos, delantero centro de Alianza, estuvo detrás del medio campo casi todo el partido. Los locales no podían salir jugando ni ejecutar las pocas ideas que tenían en términos de táctica, salvo algunos balones largos e individualidades puntuales. Los primeros 20 minutos Alianza pudo resistir los embates del visitante, por una buena atención defensiva y cierta calma de parte del rival. El primer tiempo terminó igualado, sin goles, pero la sensación de que River estaba más cerca de anotar era latente.
Las cifras siempre son referenciales, pero aportan cierta información. 65% de posesión de balón para River y 15 tiros al arco. Alianza tuvo un par de ocasiones que generaron peligro, pero no pudieron concretarse. Aunque, nuevamente, fue por inventiva de jugadores como Barcos o Benavente, más no por un juego colectivo productivo.
Ese es el principal problema de Alianza: No tiene una idea de juego clara. Más allá del portentoso rival, es imposible identificar el estilo que tiene el equipo para afrontar los partidos. El año pasado logró el campeonato con una defensa sólida y un arquero en buen nivel, junto con la jerarquía que representaba las individualidades de Hernán Barcos y Jefferson Farfán, así como chispazos de Concha u otros jugadores, pero solo eso. Ahora que el equipo blanquiazul tiene que salir a proponer los encuentros se pierde, se equivoca, otorga espacios a los rivales y no encuentra solidez. Farfán está lesionado y Barcos no llega a su forma óptima, mientras que Benavente no logra afianzarse aun en el torneo local y sus complicadas locaciones. Ayer, cerca al final del encuentro, ingresó Arley Rodríguez (delantero) por Ricardo Lagos (marcador-volante) Aldair Rodriguez (delantero) por Jairo Concha (volante ofensivo) y Aldair Fuentes (volante de marca) por Cristian Benavente (volante ofensivo también). A menos que se haya intentado replicar lo realizado por Simeone con el Atlético de Madrid días antes, los cambios no tienen mucho sentido.
La Copa Libertadores es una competencia extremadamente complicada para los equipos peruanos. El ritmo y la intensidad de juego es aún muy distante entre los clubes locales y los similares de la región. Queda, en definitiva, un trabajo grande por hacer para lograr la competitividad a nivel de clubes, lo que hace que se valore un poco más lo logrado por la isla de la selección.
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Jean dice
Muy buen análisis ,es lo que pasó es lo que hay…a seguir remando el fútbol peruano en general …
Brixn Enriquez dice
La Libertadores siempre ha sido complicada por la existencia de los argentinos y brasileños. A nosotros los mexicanos nos costó mucho trabajo.
Que buena nota, saludos desde Jalisco, México.
Daniel Tello Soria dice
Buen anàlisis, sin apasonamiento por ser hincha de Alianza. Te felicito por la redacción del artículo. Felicitaciones
Daniel Tello Soria dice
Felicitaciones
Alex dice
Definitivamente falta trabajar mucho a nivel de equipos para poder intentar competir con equipos de Brasil o Argentina, que claramente están en otro nivel y cuentan con jugadores de mayor técnica y estado físico. No solo el entusiamo alcanza para este tipo de torneos. Abrazo