Por Johan Dianderas
Cuando Michael Jordan daba sus primeros pasos en la industria de la NBA a mediados de los 80, como un rookie de saltos imponentes y maniobras pícaras para robar el balón, el de 1.98 metros de altura firmó un contrato único con la marca Nike. En tiempos donde Converse se robaba las firmas de los más conocidos basquetbolistas, Jordan era el elegido para revolucionar a dicha marca. ¿El resultado? El tren no solo avanzó por un camino despejado, sino que descubrió nuevos lugares cimentados de éxito. En solo un mes, ya se habían vendido 450 000 pares de las zapatillas especiales que le sacaron al popular “Mike”. Así es, la figura de un atleta emergente reventó la escena mundial y su impacto habló en un idioma a alta voz y cruzando fronteras mundiales. Este péndulo entre un líder fenomenal en el básquet y el mundo de la publicidad solo se puede explicar desde los dardos que llegan al corazón del hincha en un deporte como este. Uno en el que los record breakers hacen del juego un espectáculo. Uno donde los All Stars hacen de los premios una constelación de estrellas. Uno donde los mejores jugadores son reyes de la pista y sus nombres en portadas de revistas. Esa es la constelación de oro, de jugadores cuyas camisetas son el amigo perfecto de sus más acérrimos fans.
La NBA, como varias ligas en el mundo, padeció un contexto que ocupó miles de páginas en un libro inesperado: el impacto del COVID-19. Entre pérdidas y sufrimiento, el deporte también recibió esa bofetada que movió los hilos de su naturaleza: las personas, la emoción y el juego. De esta última podemos hablar de sus protagonistas, en este caso, los basquetbolistas, pero, fueron ellos los principales afectados. El primer caso de coronavirus de Rudy Gobert, estrella de los Utah Jazz, obligó a que la NBA frene la suspendiera indefinidamente la temporada 2019-20. ¿Cómo reaccionó el seguidor que se sumergía en el show de película, el periodista que iba a cubrir a la pista y preparar su pregunta, el gerente que aterrizaba en un espectáculo más allá del juego? Adam Silver, el comisionado de la NBA, convocó a los gerentes generales de los equipos, los encargados de los derechos televisivos y a la Asociación Nacional de Basquetbolistas Estadounidenses, para trabajar la forma de devolverle la chispa a dicho deporte en su idioma más natural y sano. Y como si fuese un cuento de la infancia, la solución llegó desde Disney. Fue así como el palacio de Micky y Minnie pasó a ser “la Burbuja”, el complejo donde los equipos de la NBA disputarían sus encuentros para terminar la temporada 2019-2020. El jugador era la prioridad, la bandera del barco, el que debía ser cuidado ante todo peligro de la pandemia. Con 4 test de COVID-19 al día, negativa para que jugadores de un equipo se reúnan con otro y restricciones de bioseguridad aplicadas a todo éxito, la Burbuja se convirtió en el modelo perfecto para que ligas como la NFL reactiven más tarde su competición. Las pantallas digitales se convirtieron en las butacas de los fanáticos a través de un negocio con Microsoft Teams que promovía la campaña All Together. Pensar en una estrategia rentable, atractiva, digital y admirable era la tarea que había cumplido la NBA y Disney, con el sello de un lazo cultural que pasará a la historia y por el que hoy, los jugadores pueden respirar tranquilos antes del pitazo inicial.
“Es la mejor opción posible. Cualquier otro camino implicaría un futuro muy complicado para nuestra organización. Somos conscientes de que el coronavirus previsiblemente seguirá con nosotros en el futuro, por lo que no nos queda más remedio que aprender a vivir con esta nueva realidad. Lo cierto es que en estos momentos no hay opciones sin riesgo. Eso sí, en última instancia creo que nuestro campus (burbuja) será más seguro que estar fuera de él”, aseguró Adam Silver sobre la burbuja en el 2020.
Los jugadores son las estrellas de sus equipos y los llevan a otro decibel si hablamos del sonido que crea en la industria. Hablar de las figuras se transcribe, en palabras de María Katia Vidal, periodista de Tab Deportes, hacia el talento y el carisma. Estas dos aristas abren las puertas del éxito, que no solo se resume en un juego de sets por disputar o luchas intensas por el balón. Por un lado, podemos remontarnos a cómo Michael Jordan, desde la energía abominable que lo consumía, el rigor en cada definición y su mentalidad ganadora, posicionó un legado intachable en la NBA y en la historia del deporte. El 14 veces elegido en el All-Star de la NBA y 10 veces máximo anotador colocó el nombre de su equipo, los Chicago Bulls, en una escala ambiciosa con el tricampeonato (1991-1992-1993). En ese sentido, Nike construyó una campaña publicitaria que pasaría a los libros del marketing con las “Air Jordan”, esas zapatillas de rojo y negro que la NBA multó cada vez que Jordan subía al campo, pero que crecían en popularidad por la estrela que las portaba. Así, el impacto de un jugador trasciende las mismas reglas estipuladas y abre paso a la posición que yace en el deporte. Sin embargo, María Katia también da un espacio a esos detalles que compran las lágrimas del fanático y la ovación del hincha. Ella apunta a que el carisma que se construye en el basquetbolista es el ingrediente final por la cuota de humanidad que significa firmar autógrafos, tomarse fotos con los fans o simplemente extender la mano para un saludo icónico de una leyenda. LeBron James, el tres veces ganador de la NBA, 10 veces elegido en el mejor quinteto y 3 veces MVP en las finales, no sólo vislumbra una figura dentro de la cancha, sino fuera de ella cumpliéndole el sueño a niños que querían una única y eterna postal con su imagen. Asimismo, la repercusión en estos tiempos son los trampolines a ser figura digital, por lo que LeBron ha protagonizado dos películas e incluso ha salido como avatar en el conocido videojuego Fornite. De ese modo, las vitrinas del camino también permiten ver el potencial como leyenda en este deporte como imagen en el mundo de las redes sociales. Con su humanidad y talento, el barco de la NBA es movido por los protagonistas de su historia.
Actualmente, se está disputando la ronda de playoffs en la Conferencia Oeste (Golden State Warriors y los Dallas Mavericks) y la Conferencia Este (Miami Heat y los Boston Celtics). ¿Quiénes son las estrellas de estos 4 equipos que llegaron a esta ronda decisiva? Sin duda alguna, una de las principales cartas es la de Stephen Curry, el base de los Warriors que terminó su carrera universitaria de Sociología hace poco. Según María Katia Vidal, estamos hablando de un jugador que revolucionó con su juego en el básquet mundial por ser el amo y señor de los triples. Era el dueño del pincel que pintaba los puntos del mejor color: los triples. Es así como en las fiestas navideñas pasadas, Curry atinó su triple número 2974 para regalarnos disfrutar del máximo anotador de 3 puntos en la historia, superando a Ray Allen. Fue así como la pista ha disfrutado de verlo destellar la precisión de sus pases, la frialdad de sus tiros y sus recorridos impresionantes.
“Llegó a la NBA para revolucionar con su juego y a partir de allí, muchos jugadores han adoptado los triples como parte de sus skills”, asegura Maria Katia Vidal, periodista de Tab Deportes.
Otra figura de estos play-offs es Jimmy Buttler, el escolta de los Miami Heats que brilló con 32 puntos (su equipo ganó 99-90) recientemente ante los 79ers para llevar a su equipo a las finales de la Conferencia Este. “Él es el ejemplo perfecto para mostrar cómo un solo jugador puede impactar en un equipo y el Miami Heat no se volvió a caer”, justifica Maria Katia sobre la trascendencia del niño que fue echado de su casa a los 13 años, pero que hoy sabe que su historia lo hizo más fuerte en la vida y en la cancha. La confianza en el grupo es una carta en la baraja esencial que Buttler siempre elige para motivar a sus compañeros y ellos responden maravillas sobre él. “Jimmy es uno de los mejores competidores de la liga, es un jugador de ataque muy eficiente y un tipo que quiere ganar. Ese es su principal objetivo, lo demás no importa: para él lo importante es hacer todo lo posible para llevar al equipo a la victoria. Esta noche vio la oportunidad de cerrar la serie y lo hizo, esto te demuestra su grandeza”, ratificó su técnico Erik Spoelstra, luego del partido ante los 79ers.
Cuando a los Boston Celtics les llegó la hora de elegir a una promesa universitaria en junio del 2014, nunca van a olvidar el pick que hicieron en el Barclays Center de Brooklyn. Desde ese instante, radica un emblema y elegido mejor jugador defensivo de este año 2022: Marcus Smart. El base de 28 años y dos veces elegido en el mejor equipo defensivo del año, es el mejor ejemplo de gestión como mariscal de campo con su seguridad y liderazgo. Maria Katia Vidal no duda cuando menciona que Marcus es el artista sensación para orquestar la transición de una buena defensa para un arrollador ataque. Es así como busca ser figura en estos play-offs de la NBA. Por otro lado, otra estrella que busca la gloria con los Maverick Dallas es Luka Doncic, el rubio eslovenio de 23 años que se ha robado las miradas de todos los fanáticos sin excepción. En las semifinales de la conferencia, los Phoenix Suns sufrieron de un golpe monumental con el comandante Doncic como figura: anotó 35 puntos (sus promedios en play-offs eran de 32, 6 puntos), ayudó al Dallas a ganar 90-123 y es el más joven de la historia en ganar un séptimo partido fuera de casa. De esta manera, los Maverick Dallas tienen posibilidades de llevarse la NBA con Doncic en un momento infernal.
«Me estoy divirtiendo, y cuando me divierto es cuando juego mejor. Pero hoy todo el equipo fue increíble, nunca vi una actuación así en un séptimo partido y fuera de casa”, afirmó Luka Doncic, luego del partido ante los Phoenix Suns.
Del mismo modo, fuera de los play offs, otro nombre en lo más alto del podio es el de Nikola Jokic, el serbio del Denver Nuggets que ha sido elegido hace poco como el MVP de la temporada actual de la NBA. Cuando hace años era víctima de bullying por su sobrepeso, el basket le cambió la vida al ser su refugio para ser feliz y sentirse realizado en la vida, como Maria Katia asevera a puño y letra. Es así como este último MVP responde a un récord único en la NBA: es el primer jugador en anotar 2000 puntos, realizar 1000 botes y 500 asistencias en una sola temporada. Las maravillas de las estadísticas hablan por sí solas, y si le agregamos que se ha sumado a la reducida lista de jugadores (12) que pudieron conseguir el MVP en dos ocasiones consecutivas, estamos hablando de un talento excepcional desde la mentalidad emocional y concentración que muestra en la cancha. Finalmente, el niño que bebía tres litros de Coca Cola al día se convirtió en el pívot más codiciado de la NBA.
Finalmente, Giannis Antetokounmpo se ha convertido en otro de los jugadores que seduce a los fans para portar su camiseta con su nombre en la espalda. Es el primer jugador en la historia que gana a lo largo de su carrera el Premio a MVP, el jugador más mejorado y el jugador defensivo del año. Un triplete de palmarés que forman las bases de un récord inigualable y alienta a quienes apuestan que seguirá el legado de LeBron James o Michael Jordan por su influencia dentro de la pista de básquet. Solamente el Greek Freak, como se le conoce popularmente, ha quebrado este récord en presencia de cientos de hinchas que vibran con sus tiros. Cuando él no sentía que hacía su mejor versión, su mentalidad no iba a lamentarse, sino a solucionar el problema. “La presión del público era un factor que lo intimidaba, y buscó una psicóloga para aislar la bulla y consolidar su juego dentro de la cancha sin interrupciones”, justifica María Katia Vidal, quien califica su pensamiento como un pisar sobre la tierra antes de caer en los elogios. Su tiro de tres no era el mejor, y practicó la jugada hasta llegar como líder en jugadas a la ofensiva (31.7 puntos).
En conclusión, la constelación de estrellas de la NBA es un fenómeno deportivo y cultural que resulta atractivo para todos los fanáticos alrededor del mundo, pues no hay exclusividad de criterios técnicos en el juego, sino también de lazos culturales que impactan en el corazón del hincha. Disfrutar de un partido de NBA se convirtió en el espectáculo perfecto de jugadores dibujando un momento de lujos en los pases, voracidad en los tiros y tenacidad en los puntos. Acrobacias con las manos para situarse fuera de la línea como Stephen Curry y hacer estallar a todos con sus tiros de tres. Frialdad en las palmas de Jokic y hacer ovacionar al público por sus pases. Y así es como los play-offs vienen ofreciendo un espectáculo inigualable entre Miami Heat, los Boston Celtics, los Maverick Dallas y los Golden State Warriors. Como diría María Katia Vidal, esta etapa final de la NBA es la perfecta para empaparse de lo que un basquetbolista es capaz de bailar en la cancha y hacer gozar a los espectadores.
Deja una respuesta