Por Melannie Llimpe Rojas
El golf en el Perú, a diferencia de otros deportes como el fútbol o el vóleibol, no disfruta de gran masificación en la sociedad nacional actual. Si bien no es una disciplina desconocida en la cultura popular, es muy poco practicada en el territorio peruano: generalmente, se practica en Lima, pues la mayoría del total de canchas aptas para la ejecución de este deporte se ubican en esta ciudad.
Considerado durante mucho tiempo ―e incluso hasta la actualidad― como un deporte de élite o alta sociedad debido a su práctica en clubes privados de la capital y al alto costo que implica esta actividad, el golf ha estado presente en nuestro país desde comienzos del siglo XX cuando, según información compartida por la Federación Peruana de Golf (FPG), funcionarios ferroviarios de la compañía inglesa Pacific Steam Namgation y representantes de otras empresas británicas iniciaron la práctica de este deporte en la entonces zona conocida como la Mar Brava (actual distrito de La Perla, en Callao).
Tías su creciente desaíslo, el golf no tardó en ganar una base de adeptos en la capital: ciudadanos limeños quienes, según archivos del FPG, en aras de practicar esta disciplina de manera amateur, concertaron un acuerdo con el Jockey Club de Lima en 1915, para el ejercicio de este deporte en el interior del hipódromo de Santa Beatriz (actual Campo de Marte). En consonancia con la pronta evolución del golf en el Perú, años más tarde, se iniciaría el proceso de creación de canchas de golf para garantizar la continuidad de su práctica; misma que se extendería desde Lima hasta otras provincias.
Así, en 1918 y 1924, se crearían respectivamente el Arequipa Golf Club y el The Lima Golf Club Limited; este último para coordinar la adquisición de terrenos en San Isidro, la inauguración de una nueva cancha y la formalización de competiciones de golf como la Copa Los Andes, que propició, a su vez, la fundación de la Federación Peruana de Golf en 1965.
La presencia de golfistas nacionales en torneos internacionales se ha consolidado en los últimos años. Tal es el caso de Luis Fernando Barco, María Palacios, Micaela Farah y Julián Perico, cuatro exponentes del golf peruano que integraron la delegación nacional que participó en los Juegos Panamericanos Toronto 2015, en la que ocuparon el cuarto lugar en la prueba Equipos Mixto; y en Lima 2019, organizados en nuestra capital como sede.
Si bien estos últimos Panamericanos se celebraron hace ya tres años, desde su culminación, la participación peruana no se detuvo para el resto de competiciones de golf a nivel continental. En 2020, los deportistas Patrick Sparks, Eduardo Galdós, Smith Gálvez, Patricio Freundt-Thurne y Julián Perico ―quien ya había tenido la previa experiencia de Lima 2019― viajaron rumbo a México para competir en el Latin American Amateur Championship, LAAC 2020: un torneo instituido por The United States Golf Association (USGA), The Royal and Ancient Golf Club (R&A) y los Masters de Augusta, que se juega en la modalidad de 72 hoyos stroke play (juego por golpes) y que congrega a los 108 mejores golfistas amateurs del continente para buscar un cupo en el Masters Tournament y una invitación a las fases finales para la clasificación al U.S. Open.
El 2021 tampoco estuvo exento de la continuidad de la representación nacional en otros eventos deportivos. Así, el año pasado, el golf peruano tuvo como principales guías nacionales a Luisamariana Mesones y Eduardo Galdós, quienes, en su paso por el Junior Orange Bowl International Championship en Estados Unidos ―uno de los eventos de golf juvenil, para golfistas de 18 años o menos, más prestigiosos del mundo―, lograron ubicarse entre los 10 mejores golfistas del certamen, en sus respectivas categorías. A nivel femenino, Mesones pudo posicionarse en el noveno lugar; mientras que Galdós, por el lado masculino, finalizó séptimo con 286 golpes (+2) en total.
Este año, continuará la participación de nuestros exponentes del deporte de palos y hoyos en los próximos XIX Juegos Bolivarianos Valledupar 2022, que se disputarán en Colombia, en los siguientes días: desde el 24 de junio al 5 de julio. En esta ocasión, la delegación peruana de
golf estará representada por los seleccionados nacionales Alejandro Barcos (campeón del Sudamericano Juvenil 2021 y segundo puesto del Abierto II), Aitana Tuesta (ganadora del Abierto II y la Gira de Menores#8), Daniela Ballesteros (campeona del Abierto Sudamericano Amateur 2022) y el experimentado Luis Fernando Barco (veterano en la selección nacional de golf, primer peruano en participar en el U.S. Open y actual competidor en el PGA Tour Latinoamérica). Entre el 26 de junio y el 1 de julio, los cuatro integrantes del “Team Perú” se enfrentarán a otros golfistas de la región en las pruebas Individuales Femenino, Individuales Masculino y Equipos Mixtos, en el Club El Rincón de Cajicá de Bogotá: un campo de 18 hoyos que, previamente, ha sido escenario de grandes torneos amateurs y profesionales a nivel internacional.
Con la reciente y próxima participación de deportistas nacionales en diversos torneos internacionales como el LAAC, el U.S. Open y el Junior Orange Bowl; y otros certámenes multideportivos como los Juegos Panamericanos y los Bolivarianos, está claro que el golf peruano está viviendo una de sus mejores épocas a nivel deportivo, lo que viene respaldado por la destacada actuación de nuestros golfistas a nivel regional.
La no despreciable cantidad de canchas de golf en Lima dan cuenta del número creciente de exponentes que surgen, compiten y destacan cada vez más en diferentes eventos. Si bien, en el Perú, su ejercicio demanda un alto costo, su profesionalización es todavía lejana y no disfruta de la misma popularidad de la que disponen sus contrapartes, los logros de nuestros deportistas deben servir para impulsar su difusión a nivel nacional y capturar la atención de nuevos adeptos. Si esto sucede así, es posible que ello, más la construcción de nuevos campos de golf en otras partes del país, haga posible la realidad de una disciplina más masificada en un futuro cercano. Un deporte de palos y hoyos cuya practicidad no se limite a un sector de la sociedad, sino que se amplíe su ejercicio para todos y se concrete, de ese modo, la popularización de su actividad.
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