Por Milovan Byrne
A lo largo de nuestra historia, el periodismo deportivo ha ejercido la función de proporcionar las distintas noticias del mundo del deporte. En la segunda mitad del siglo XX la prensa escrita y la radial eran los principales medios de difusión para comentar, debatir y analizar las principales noticias deportivas del día. A su vez, conforme la televisión fue acentuándose como el medio comunicativo predominante, el periodismo deportivo fue ganando un espacio en la parrilla de programas de la pantalla grande, principalmente entre las décadas de los 80 y 90 para llegar a establecerse con múltiples programas deportivos en su haber.
En ese contexto, el periodista deportivo siempre ha ostentado una credibilidad, respaldada por el espectador al momento de brindar una exclusiva u opinión debido a su conocimiento en la materia. Sin embargo, desde la masificación de las redes sociales, el periodista se ha visto expuesto a críticas o correcciones por parte de los usuarios de estas, cuando las malas informaciones de sus fuentes desencadenan fake news, perdiendo veracidad la noticia y credibilidad el periodista. En el caso de los periodistas deportivos, la falta de datos exactos al momento de analizar una variable, sea del rendimiento de un futbolista en la parte ofensiva, de la cantidad de triples de un basquetbolista o de la razón exacta por la cual un tenista ganó un set, es el motivo principal que genera una crítica cuando evaden alguna estadística relevante.
En esos casos, los datos son analizados de forma superficial o basados en una opinión o en la experiencia de cada periodista deportivo. Se trataría de un análisis sin fundamento y sin datos exactos sobre un tema. Contrariamente a esto, los analistas de datos examinan detalles minúsculos de un aspecto del juego y a partir de la información brindada pueden calcular datos concretos sobre la variable de un equipo, jugador, basquetbolista, tenista, entre otros. En principio, estos analistas son contratados por entidades deportivas de diversas disciplinas para que, a través de esa base, puedan realizar diferentes evaluaciones a sus jugadores y ver las virtudes y defectos de cada uno de ellos. Últimamente comienzan a ser contratados por empresas televisivas para analizar juegos en diversos programas deportivos y determinar el verdadero rendimiento y así poder sacar mejores conclusiones al respecto. Por lo tanto, ya que algunos periodistas deportivos empiezan a generar desconfianza por su falta de información, mientras que los analistas empiezan a ganar terreno debido a su credibilidad en los datos y no generan dudas en la información, cabe preguntarse: ¿Estamos entrando en la metamorfosis del periodismo deportivo? ¿Los analistas de datos y suplantarán a los periodistas deportivos? ¿El periodista deportivo conservará su posición dentro del ámbito deportivo? ¿O habrá de darse una sinergia entre ambas tareas?
En primer lugar, los analistas de datos nunca van a reemplazar por completo a un periodista. Un analista de datos no hace coberturas periodísticas, ni da primicias exclusivas y no está en el lugar de los hechos de la noticia, porque esa función es exclusiva del periodista. Por otra parte, el periodista no está en la obligación de manejar datos estadísticos para su utilización en sus evaluaciones deportivas propias. Las funciones principales de un periodista deportivo y un analista de datos son completamente diferentes, pero complementarias. Ambas funciones unidas dan un mejor resultado.
En la actualidad, en cualquier medio de comunicación, el público desea que el mensaje entre el emisor (Periodista) y el receptor (persona) sea el más claro, directo y conciso posible. En el periodismo deportivo pasa lo mismo, pues el público quiere saber las últimas novedades de su equipo favorito para estar lo más informado posible. Para esto, no solo alcanza con el informe u opinión que puede brindar el periodista desde su posición, sino también el informe de los analistas de datos, quienes se encargan de brindar las estadísticas principales de los principales deportes. Como mencionaba anteriormente, estos datos funcionan como elementos de veracidad para analizar ciertas variables en cuanto a un equipo o deportista de cualquier deporte. Por ejemplo, hace un mes el reconocido periodista argentino, Miguel Simón, en un análisis del presente de River Plate mencionó un dato importante del conjunto argentino: River Plate es uno de los pocos equipos a nivel mundial y el más alto de Sudamérica, con una posesión del balón mayor al 50 % cuando se encuentra en ventaja sobre el equipo contrario (57, 8%). Dicha virtud del equipo de Marcelo Gallardo es una estadística propia del analista de datos argentino, Matías Conde, quien analizó en un artículo de la página Big Data Sports diferentes indicadores con respecto a la tenencia y la posesión del balón de los diferentes equipos del mundo. Asimismo, en otro artículo de la página Big Data Sports, el analista Marcelo Gantman, explica las características principales del título 22 de Grand Slam y el 14 en Roland Garros del tenista español, Rafael Nadal. En el mencionado artículo, se resaltan la distribución de los “winners”, los puntos en la red y los puntos ganados en la devolución como las principales claves del originario de “Manacor” para ganar la final de Roland Garros contra el tenista noruego, Casper Ruud. Aunque solo el primer informe de Matías Conde fue mencionado por un periodista, ambos artículos son valiosos para explicar lo importante que son las estadísticas en el ámbito deportivo. Teniendo en cuenta la veracidad y credibilidad que te brindan las estadísticas, es preciso reconocer la importancia que éstas tendrán en el periodismo deportivo en un futuro cercano.
Posteriormente, tenemos que entender que el periodista deportivo actual desarrolla bastantes cualidades analíticas de un entrenador o coach. El periodista deportivo actual se enfoca en analizar el juego y entender el porqué del cambio del entrenador en un partido o si un basquetbolista ha evolucionado sus triples con relación a la temporada pasada. En palabras generales, el periodista deportivo ha empezado a estudiar cursos de análisis del juego, scouting o cursos de entrenador para obtener mayores posibilidades de enriquecer su opinión. Estos en su mayoría se realizan principalmente en el fútbol, pero en un futuro, veo muy probable que ese enfoque en el deporte rey se expanda a otros deportes.
Entendemos que estas estadísticas son importantes a la hora del estudio de un periodista deportivo, pero ¿acaso es la única variable de estudio?. No lo creo. Los hechos históricos, antecedentes, comparaciones, opiniones de especialistas o ex deportistas o hasta motivos extradeportivos ayudan bastante a complementar su estudio. Además, el espectador no es fanático de los datos reiterativos como la única fuente de credibilidad de un periodista. Nos interesa no solo el conocimiento del dato o la estadística, a la que el espectador está dispuesto a dar relevancia, sino también cómo cuenta la historia, el lugar, los hechos, las acciones y, sobre todo, la importancia de la noticia.
En un futuro cercano, los periodistas y los analistas de datos van a estar obligados a trabajar conjuntamente. El periodista deportivo, desde su posición, habrá de basarse en los datos de los analistas de juego para no decir, comentar o escribir sin fundamento suficiente, perjudicando así al mundo del periodismo deportivo. Es por esto que contratar analistas de datos para un programa deportivo en algún medio de comunicación con la finalidad de proporcionar una opinión certera para volver a atraer a un público objetivo no carecería de sentido en un futuro. Esto supondría, en absoluto, sustituir al periodista deportivo, sino más bien, complementar y fundamentar con un elemento importante uno de los principios de su profesión: decir la verdad.
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