Por Eduardo Fernández Coronado
Se ajusta el pantalón mientras estira su pie derecho para tomar impulso. Cruza el brazo izquierdo y apoya la palma de su mano sobre el piso mientras levanta con fuerza ambas piernas hacia el aire. Ya estando parada de cabeza apoyada en ambas manos, se queda solo con la palma derecha apoyada en el piso, la izquierda la lleva hacia su estómago y estira totalmente sus piernas cruzadas hacia el cielo. Toda esa secuencia de movimientos, que duró cerca de diez segundos, permitió que el cuerpo de Lourdes adopte la dinámica de un trompo endemoniado y diera cinco giros espectaculares a gran velocidad.
Lourdes Palomino Huachuhuillca es una de las mejores bailarinas peruanas de break dance. Tiene veinticuatro años y es la primera campeona nacional absoluta de este género. Nació en Huancavelica, pero creció en una casa bastante modesta en el distrito de El Agustino. Desde muy pequeña tuvo que lidiar con una realidad compleja: precariedad económica, un padre alcohólico y distante, infecciónes causadas por complicaciones durante una intervención quirúrgica y el suicidio de su hermano menor. Con bastante coraje, ella superó cada una de estas duras penas y continuó firme con su vida acompañada de su madre, hermana y novio. Y hoy, una de sus mayores aspiraciones es lograr un cupo para los Juegos de París 2024 donde el breaking hará su debut como disciplina deportiva olímpica.
Ya existen antecedentes. En el año 2018, el break dance fue muy bien acogido en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires. Bailarines de distintos países participaron ante el asombro de los espectadores que no dejaban de animar y aplaudir. Entre los jueces estuvieron los legendarios bailarines Richard “Crazy Legs” Colón y Kenneth “Ken Swift” Gabbert de la segunda generación de los Rock Steady Crew, la primera gran agrupación de break dance de los Estados Unidos.
La cultura hip hop llegó a la vida de Lourdes gracias a su hermana Roxy. Una tarde pasó por ella a la escuela de la Municipalidad de El Agustino donde Roxy practicaba vóley. A pocos metros de la cancha, observó con curiosidad a unos jóvenes que realizaban mortales y bailaban ejecutando movimientos de gran dificultad. Era el 2012 y tenía quince años de edad.
En ese entonces, la escuela estaba a cargo del profesor Jack Nizama, un difusor cultural del arte urbano muy conocido en El Agustino. Lourdes no dudó y, a través de Roxy, le pidió a Jack que la aceptara como su alumna. Es así que, en el verano del 2013, cuando estaba en quinto año de secundaria, su camino de bailarina de breaking comenzó a florecer.
Mortales, parada de manos y otras acrobacias básicas fueron el inicio. Los primeros pasos de la formación de Lourdes estaban basados en piruetas típicas de la gimnasia artística. Esto derivó en un eventual estilo más dinámico de su danza. A diferencia de ella, otros b-boys y b-girls (nombre utilizado para referirse a bailarines de break dance de ambos sexos) empiezan con pasos más fundamentales como el toprock, es decir, pasos parecidos a los de salsa que se realizan solo de pie. Sea como sea, el progreso de Lourdes fue tan rápido que la invitaron a unirse al elenco del profesor donde finalmente aprendió los cuatro elementos del break dance: toprock, footwork, freezes y powermoves.
Todos los bboys y bgirls tienen un nombre artístico. A priori llama la atención el suyo: Monchi. Sí, su nombre artístico fue tomado del personaje de Pataclaun interpretado por Montserrat María Brugué. Es el apodo que recibió desde su infancia y fue dado por su hermano fallecido.
No hay nada escrito sobre piedra. Existe un consenso referido al valor subjetivo que se le atribuye a cada elemento del break dance y esto lo enriquece. Cada bboy y bgirl tiene la libertad absoluta de dotar su danza con lo más guste o se adapte a su cuerpo. Los formatos comunes para las competiciones son de 1 vs 1 y 5 vs 5. Y, sobre los criterios de calificación, se encuentra la musicalidad, la dinámica, la creatividad, la ejecución y la limpieza.
El cuatro de junio participó en un evento organizado por la World Dance Sport Federation en Colombia. Para clasificar a París 2024, los bailarines deben acumular puntos en competiciones previas que están repartidas por distintos países del mundo. Pero nada ha sido sencillo. En el Perú existe la Federación Peruana de Danza Deportiva, pero debido a que no maneja ningún presupuesto, el único apoyo que le otorga a los jóvenes atletas es la afiliación y el carné que la reconoce como atleta nacional y la habilita para competir en distintos eventos por los puntos.
“Una se está cubriendo absolutamente todo. La única facilidad que nos da la FPDD es que sí o sí tienes que ser un atleta federado para poder participar. Ellos nos ayudaron con el papeleo y la acreditación; después, los pasajes y viáticos van por cuenta de uno”, afirma.
Pese a las dificultades, ella mantiene la motivación. Actualmente alterna sus entrenamientos con su nuevo emprendimiento llamado Head life, una marca de chullos:
“Siempre he sufrido por los chullos porque mi fuerte son los giros de cabeza y lo normal es que el cabello comience a caerse y maltratarse. Muchos de los que hacen headspin (giro de cabeza) tienen un huequito en el cabello, sean hombres o mujeres”, señala.
Ella percibió de inmediato la oportunidad de un nuevo negocio y puso manos en marcha. A base de ensayo y error elaboró un nuevo producto luego de sus visitas constantes al emporio comercial de Gamarra en búsqueda de materia prima. Y no solo eso. También dicta clases en ocasiones y realiza acrobacias en los semáforos para generar ingresos propios. Todo esto lo hace con el objetivo de llegar a Bélgica a fin de año. Allí se organizará otro evento donde competirá para acercarse, cada vez más, al sueño de llegar a París.
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