Por Johan Dianderas
Dice una conocida frase que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. El hincha del Real Madrid, acostumbrado a gozar entre orejonas y galardones privilegiados, no tiene paciencia con sus mártires. Todo futbolista que llegue a Valdebebas sabe el peso de la camiseta, el valor de su escudo, el ADN ganador que solo permite estar en la cima. Esa chispa recorrió la sangre de Karim Benzema desde el día uno, cuando solo era un joven de poco cabello y sonrisa inocente en un club que amenazaba con llenar sus vitrinas con todos los trofeos posibles. Como si fuera un minino dando sus primeros pasos, caminó por alabos y críticas. Luces y sombras. Bancas y titularidades. Hasta que una noche del 2022 en su natal Francia, se convirtió en el mejor del mundo, recibiendo el Balón de Oro por una leyenda como Zinedine Zidane. Ese es Karim, ayer y hoy un felino acechante de gloria y, ahora, de oro.
Líder de la manada
“Es el Balón de Oro del pueblo”, dice Karim mientras decenas de estrellas futbolísticas aplauden y se rinden ante él en el Teatro Chatelet de París. De gafas doradas y un smoking elegante, el astro recuerda el esfuerzo que año a año lo convirtió en lo que es hoy. Canchas difíciles y circunstancias tormentosas. Por un lado, sus primeras temporadas fueron marcadas por su adaptación a las exigencias del club merengue. Los exámenes no solo se resolvían dentro del campo, donde en su primera temporada marcó 8 tantos, sino también en el vestuario. Compartía camerinos con personalidades como Gonzalo Higuaín, Kaká, Raúl Albiol. José Mourinho lo dirigió desde la temporada 2010-2011 y sabe que influenció a nivel de carácter para corregir “todos esos detallitos” que elevaron la carrera del “Gato”, así lo contó el portugués después de la premiación del Balón de Oro.
El protagonismo fue de menos a más en el equipo, pero la influencia siempre fue permanente. Los ojos de Mourinho y Ancelotti lo posicionaban como un segundo delantero, fortísimo de espaldas al arco para repartir balones a sus compañeros y despejar las marcas rivales. Versátil y generoso. El Real Madrid se ha caracterizado por ser un equipo contundente, que no se hace nudos cuando los contrincantes llegan al Santiago Bernabéu a proponer, y responden con contraataques letales. Esa velocidad trajo como premio que del 2010 al 2013, llegue a 47 goles marcados para un delantero que convivía con el crecimiento de la figura de Cristiano Ronaldo. El delantero luso, en su mejor versión al ritmo de su velocidad y capacidad de vencer en el 1 contra 1 al rival, era el que finalizaba las jugadas y se robaba las portadas. Era un cometa que no paraba de crecer. Pese a ello, simbolizaba un gran mérito que Karim empieza a celebrar tantos que fueron sellos de oro para el inicio de su carrera. Si antes la bota del delantero parecía una pistola, no hay duda que el tiempo recompensó que doce años más tarde se convierta en una metralleta capaz de marcar 44 goles en una sola temporada (2021-2022).
Ser feliz siendo Robin o Batman
Stamford Bridge, el estadio del Chelsea FC, sumó un nuevo recuerdo agridulce de Champions League el 6 de junio de este año. Un recuerdo que se sumó al “Iniestazo” de Andrés Iniesta contra el Barcelona o al cabezazo de Thiago Silva contra el Paris Saint Germain en el 2015. Coincidentemente, un nuevo recuerdo bajo el arco de la tribuna norte. Aquella noche, de cuartos de final, Karim Benzema aprovechó un centro de Vinicius Junior para conectar un cabezazo sutilmente letal que no pudo detener Mendy, portero estrella de la Champions pasada. Como una canasta de Stephen Curry en la NBA o como un raquetazo voraz de Federer en sus mejores tiempos, el “Gato” deja ese recuerdo como aroma a una temporada fenomenal: 44 goles entre liga (27), Champions (15) y copas nacionales (2). De las dos primeras competiciones, Karim se convirtió en el máximo artillero. Así, ya nadie tiene duda que pasó de ser Robin a Batman. Que pasó de ser un actor secundario, como muchos creían, a la estrella estelar, que hace parar a miles de fanáticos en el Bernabéu o en canchas ajenas para corear su nombre.
El debate sobre el protagonismo que Cristiano Ronaldo absorbió al actual Balón de Oro fue y es innecesario desde el momento en que los técnicos comprendían el verdadero placer de Benzema: avanzar en equipo. Así Mourinho lo entendió desde que daba palmadas en la espalda del Gato: “No está obsesionado consigo mismo, no está obsesionado con el Balón de Oro, no es un tipo obsesionado con marcar más goles que ‘A’, ‘B’ o ‘C». El gol no calla su sed de acompañar al elenco merengue, pues ha repartido 46 asistencias en las últimas cinco ligas españolas (contando la actual 2022-2023). Si antes había una luz como la de ‘CR7’ que no dejaba brillar en todo su dimensión a otras estrellas del Madrid por el peso de su nombre en los medios y la sociedad, hoy el recital es para toda una constelación de estrellas. Hoy el Real Madrid es un torbellino blanco que impone a punta de jerarquía y convicción, y estrellas jóvenes como Vinicius, Valverde y Rodrygo han logrado crecer. Karim no sabe si su capa es la de Batman o Robin, pero definitivamente su figura es la de héroe, liderando una familia que no deja de crecer en juego y unión.
¿Mundial a la vista?
A menos de un mes para el inicio del mundial de Catar, Karim ya viste la abaya, vestimenta clásica del país asiático, para ser el emir de un certamen sumergido en las expectativas. Desde aquella tarde del 2014 en el estadio de Maracaná, cuando la Alemania de Joachim Low se impuso 1 a 0 sobre Francia en los cuartos de final, Benzema no volvió a competir en un mundial. Esto por el alejamiento de la selección por el escándalo de extorsión sexual en el que se vio involucrado con Mathieu Valbuena. Esa marea oscura entre 2015 y 2021 acabó con sus disculpas públicas a Didier Deschamps el año pasado y hoy solo quiere surfear olas de triunfos. Para subirse al carrusel de Maradona, Ronaldo, Zidane, Klose, sabe que debe alzar la copa. “Quiero ganar el Mundial con Francia”, ratificó el “Gato” hace unos días. En la delantera gala compite con artilleros como Oliver Giroud, Kylian Mbappé o Antoine Griezmann, jugadores que se han hecho un lugar en el actual equipo campeón del mundo. Pero ganar el Balón de Oro es un sabor distinto. No todos los días llega un jugador al torneo de su vida habiendo ganado el mayor reconocimiento. No todos los días pruebas el mejor vino antes del recital más importante. Así es Benzema, de pasos cortos pero gigantes. Un “Gato” de oro está por llegar a Catar.
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