Por Joaquín Niño de Guzmán
El mundo del deporte ha sido testigo de una infinidad de talentos prodigiosos que han marcado una era dentro de sus respectivas disciplinas. En el fútbol, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo han dominado las canchas por más de 15 años, con más de 1300 goles entre ambas bestias y un palmarés posiblemente inalcanzable para cualquiera en el futuro. En el tenis, The Big 3, el triángulo conformado por el recientemente retirado Roger Federer, el virtuoso y ejemplar Rafael Nadal y el elástico Novak Djokovic, han maravillado a las tribunas por casi 20 años en los cuales se han repartido la exorbitante cantidad de 62 Grand Slams entre los tres tenistas. Y en el básquetbol, por supuesto, nombres que hasta un novato podría reconocer como Michael Jordan, Kobe Bryant y LeBron James fueron simplemente excepcionales… a excepción del último, que todavía sigue en activo. “The Chosen One” es el único de los tres que se mantiene jugando al baloncesto en los Ángeles Lakers y es, sin lugar a duda, el basquetbolista moderno con más influencia en la última década.
El cuatro veces campeón de la NBA llamó mi atención no por sus múltiples logros colectivos e individuales con los Cleveland Cavaliers, Miami Heat y con la institución más ganadora de anillos junto con los Boston Celtics, sino por la manera y el contexto en el que se dieron, además de sus acciones fuera de las canchas. Los rivales a los que ha enfrentado a través de su carrera, las polémicas que ha atravesado, los puntos, rebotes y asistencias que ha realizado, y su camino hacia el dominio total es más que admirable. Sin embargo, su trayectoria, que empezó mucho antes de que fuese elegido en primera posición del Draft de 2003, lentamente está llegando a su fin, pues en menos de tres meses cumplirá 38 años, una edad considerable y que podría hacerle reflexionar sobre el inevitable retiro. Aunque su rendimiento todavía sigue siendo notable, la historia dicta que pocos han logrado rebasar las cuatro décadas jugando al deporte canasta (Michael Jordan se retiró por completo cuando tenía 40 años). Por otro lado, está de más señalar que “The King” ha tenido (y sigue teniendo) una importancia brutal en el baloncesto. Basta con mencionar que en cada equipo en el que jugó, lo hizo campeón de la NBA, por lo que sus jugadas y habilidad con el balón son incuestionables. Asimismo, su récord personal de ocho apariciones consecutivas en las finales de la NBA de 2011 a 2018 es una razón más para elogiar y valorar lo relevante que ha sido en la mejor liga de basquetbol.
No obstante, el camino hacia la gloria fue muy accidentado. Su madre, Gloria James, dio a luz a LeBron Raymone James Sr. el 30 de diciembre de 1984 en Akron, Ohio con tan solo 16 años. Su padre, Anthony McClelland, con un gran historial criminal, se suponía que sería la figura paterna de la familia, pero no tardó en desentenderse del recién nacido y de su pareja. Ante dicho panorama, su madre se esforzó por conseguir un trabajo fijo, mientras cambiaban de hogar constantemente hasta encontrar cierta estabilidad. Debido al estilo de vida que llevaba, la interacción con los compañeros se le dificultaba, pero pronto encontraría en el baloncesto una actividad que le ayudaría no solo a sobrellevar los tiempos de pobreza e incomodidad, sino también a desahogarse por todo lo que vivía. De esta manera, no tardaría en formar junto con Sian Cotton, Dru Joyce III y Willie McGee un grupo denominado “Fab Four”, con Dru Joyce II como entrenador y que, tras los buenos resultados, pasaría a llamarse “Ohio Shooting Stars”. En 1999, se clasificaron para el Campeonato Nacional AUU para menores de octavo grado, torneo en el cual cayeron ante el Southern California All-Stars y en el cual el ya no tan pequeño LeBron dominaría. Luego de la derrota, los chicos prometerían continuar jugando como equipo, y fue así como se inscribieron en St. Vincent-St. Mary High School. A partir de este punto, el basquetbol dejaría de ser un pasatiempo consolador para ser una realidad iluminadora para James.
Tras explotar en su año freshman, sophomore y junior, el nacido en Ohio se disponía a encarar su último año en la institución. En ese entonces, ya era una figura mediática que había llamado la atención de leyendas del juego como Kobe Bryant, Shaquille O’neal y hasta de su ídolo de la infancia, Michael Jordan. Era tal su impacto en el juego a tan corta edad, que su entorno intentó convencer a la NBA de que cambiara sus reglas para poder ser seleccionado en el Draft de 2002. Sin embargo, las reglas se mantuvieron, por lo que tuvo que culminar su año senior con polémicas triviales en su recorrido para que (ahora sí) en 2003 fuese elegido en primera posición por los Cleveland Cavaliers. Con este gran paso en su carrera deportiva, dejó el instituto habiendo conseguido 2657 puntos, 892 rebotes y 523 asistencias en las cuatro temporadas que disputó.
La temporada 2003/2004 le serviría para demostrarle al mundo de lo que estaba hecho. Sus números rápidamente empezarían a subir en cada uno de los campos: 20,9 puntos, 5,5 rebotes, 5,9 asistencias y 1,6 robos. Sus estadísticas, además, le ayudaron a conseguir el premio al “Rookie Of The Year”. Un dato curioso es que esa fue la única campaña en la que no disputó el All-Star Game. A pesar del nivel que demostró los siguientes años, no fue hasta 2007 cuando los Cavs alcanzaron la tan ansiada final de la NBA, la primera en toda su historia y que LeBron le había dado a un equipo que, sin contarlo, no había sido capaz de superar los 15 puntos por encuentro. No obstante, el San Antonio Spurs los aplastaría en el partido por el anillo y Tim Duncan le dedicaría unas palabras personalmente que no tardarían en hacerse realidad: “esta será tu liga en unos años, pero aprecio que no sea en este”. Desafortunadamente, tras ganar el MVP de la temporada por dos años consecutivos, James comprendería que si seguía en Cleveland no sería capaz de llegar nuevamente a la final, por lo que en 2010 anunció que se uniría a Miami Heat como agente libre.
En su primera campaña, el objetivo por alcanzar la última instancia de la competencia fue cumplido, pero no pudo coronarse ante los Dallas Mavericks. Sin embargo, ese año sería el inicio de una racha que parecía haberse vuelto una costumbre: estar presente en la final. Y es que en los siguientes dos años consiguió dos anillos ante dos equipos diferentes, dos MVPs de la temporada y los de Miami se disponían a lograr lo impensado: repetir la gloria una tercera vez. Por desgracia, los Spurs, el mismo conjunto que le había propinado una paliza a los Cavs siete años antes y liderados por el mismísimo Tim Duncan acabaron con el sueño. Y también con la estancia de James en la institución de Florida.
Como si de un cuento se tratara, el ahora dos veces campeón volvió a los Cleveland Cavaliers, suceso que evaporó su previa fama de villano y mercenario por abandonar al equipo por beneficio propio. Además, en este curso de su carrera protagonizaría una de las mejores rivalidades con Stephen Curry y los Golden State Warriors, puesto que sería el choque más repetido en las finales de la NBA de la década de los 2010s. De los cuatro partidos que disputaron, Curry y los Warriors se llevaron tres, pero el campeonato de la temporada 2015/2016 fue muy especial para el rey, pues el equipo de Ohio consiguió una remontada histórica cuando perdían 3-1 para que la balanza se inclinara y terminara en un épico 3-4. LeBron fue nombrado MVP de la final y finalmente pudo reconciliarse con la afición, pues la victoria significaba el primer título para los Cavs en su historia. No obstante, y como ya había sucedido en el pasado, “The Chosen One” se dio cuenta de que si permanecía en la ciudad que lo vio nacer no tendría chance a ganar un nuevo anillo. De esta manera, y tras perder dos finales consecutivas ante su contemporáneo rival, tomó la decisión de abandonar el equipo y unirse a los Lakers.
Para el último capítulo (hasta la fecha) de su trayectoria, empezó la temporada 2018/2019 como de costumbre, con números muy buenos y sensaciones increíbles después de haber cambiado de aires, pero una lesión lo alejaría de las canchas por varios partidos, dejando vulnerables a sus compañeros que poco pudieron hacer para clasificar a los play offs. Así, su racha de últimas instancias terminó. Sin embargo, la llegada de Anthony Davis potenciaría al cuadro de Los Ángeles para la siguiente campaña. Asimismo, la muerte de Kobe Bryant, el hombre que los había llevado a la gloria una década antes, alimentó el espíritu ganador del equipo que debía homenajearlo por lo más alto. Es así como LeBron y “AD” lideraron a los Lakers a una nueva final, la décima del rey, en la cual se enfrentarían ni más ni menos que a su antiguo conjunto: Miami Heat. A pesar de la nostalgia, James descargó un rendimiento increíble que le bastó al equipo para coronarse y dedicarle el triunfo al difunto “Black Mamba”. En la actualidad, sigue jugando para este equipo, pero no ha sido capaz de volver a acceder la última instancia desde ese año. Asimismo, la temporada 2022/2023 comenzará el próximo 18 de agosto, luego de que los Warriors y Stephen Curry ganaran el anillo ante los Boston Celtics.
En conclusión, LeBron James es un basquetbolista formidable, el más dominante de la década a nivel colectivo. Tenerlo en el equipo es sinónimo de ser candidato al título, pues ha conseguido tocar el cielo en cada cuadro en el que ha estado. Además, es ya una leyenda no solo del baloncesto, sino del deporte en general. El hecho de que haya venido desde la pobreza hasta el dominio total de la NBA también remarca su grandeza y brinda una lección para los más jóvenes: no importa cuales sean las condiciones, si uno persigue su sueño, se empeña en conseguirlo y lo deja “fluir”, nada se puede interponer en el camino.
Edgar dice
Felicitaciones buen articulo