Por Milovan Byrne
7 de mayo de 1824. Viena, Austria. Las muchedumbres compuestas por aristócratas, príncipes, nobles y miembros de la élite vienesa se congregaron en el teatro Imperial para presenciar el regreso del hijo pródigo de Bonn. Ludwig Van Beethoven había resurgido tras un decenio sin exposición debido a su sordera. presentaría una sinfonía que lo llevaría a transformarse en un referente de la música clásica, a autoafirmarse con puño y letra en el decálogo de la música clásica como uno de sus más grandes compositores e intérpretes. “Coral” o mejor conocida como la novena de Beethoven, sería la sinfonía que lo llevaría a la posteridad, sin saber que sería el último acto de su excelente y lustre carrera.
29 de abril de 1996. Nueva York, EE. UU. En Broadway, la meca del teatro a nivel mundial, miles de personas acudían en masa al estreno de una nueva obra que revolucionaria las temáticas musicales en los teatros. “Rent” había logrado marcar un hito al desfigurar la figura clásica de los musicales, cambiando la fantasía y lo frívolo para acercarse a una realidad más humana. El éxito no tardó en llegar: ganador de 4 premios Tony (el galardón más alto del teatro en los Estados Unidos), 12 años en escena, ingresos de más de 280 millones de dólares y miles de adaptaciones a nivel mundial. Sin embargo, su creador Jonathan Larson nunca pudo presenciar su más grande creación debido a que un día antes del estreno falleció. Larson tenía una obsesión por cambiar los estereotipos teatrales musicales y su perspectiva halagüeña sabía que en algún momento lo iba a hacer. Solo era cuestión de tiempo, pero el tiempo fue crudo para cumplir su sueño más anhelado. Nunca se imaginó que el reconocimiento y su legado iban a magnificarse sin antes haber alcanzado el éxito.
Las historias presentadas nos demuestran realidades del ser humano cuando quiere “despedirse” de algo tan significativo para él, sea que esté relacionado con lo profesional o con algo tan significativo como un ser cercano o un objeto preciado. ¿Acaso alguna vez no se han arrepentido de no despedirse de un ser querido o de no realizar un acto que nos apasiona por última vez?. Esa fría y dura sensación de arrepentimiento nos permite reflexionar tomando consciencia que ninguno de nosotros está a salvo de la muerte. Ni tú de 70 ni yo de 20, tenemos un ticket VIP que nos permite tener una vida sin fin. Es por eso que cuando Beethoven de 54 y Larson de 35 compusieron su último acto, ninguno de los dos sabía que esa era su último acto para enaltecer su legado. Como premio consuelo, Beethoven, en medio de su sordera, percibió la gratitud del público cuando terminó su sinfonía a través de aplausos que él no podía escuchar, pero sí sentir en el interior más recóndito de su corazón. Para su mala fortuna, Larson no pudo disfrutar su éxito en persona y si bien su leyenda seguirá marcada en la historia del teatro musical, nunca saboreó y olió la palabra triunfo en persona. Estos casos pueden ejemplificar lo que se viene para el Mundial de Qatar 2022, en el cual Lionel Messi y Cristiano Ronaldo disputarán probablemente su última chance de alcanzar el cielo con sus manos y de finalizar una de las discusiones más grandes en la historia del deporte rey: ¿Quién es el mejor?.
Lionel Messi tiene ya 35 años. Actualmente, se encuentra en un lugar placentero que le costó una vida entera: jugar sin presión. Tetracampeón de Champions y de múltiples Ligas, Copas y Supercopas nacionales e internacionales con el Barcelona, estaba claro que ya iba a quedar en la historia como el mejor futbolista en la historia del club catalán. Sin embargo, tenía una deuda pendiente en la selección argentina al perder 4 finales (3 copas América y 1 Mundial). Leo era alabado en su segunda patria, pero cuando regresaba a su tierra de origen, no terminaba de desarrollar una figura macanuda debido a mil y una razones que comparaban su accionar con un antecesor que conllevaba una imagen más grande: El Diego. Pero cuando Leo logró sacar campeón a Argentina en el mismísimo Maracaná, amargándole la fiesta al anfitrión Brasil, él había logrado disfrutar el placer de jugar sin presión, algo muy preciado para un futbolista. Después del dificultoso y extraño cambio del campo deportivo “Joan Gamper” del Barza al “Camp des louges” del Paris Saint Germain, Leo afronta una nueva posibilidad de presión. Y no solo es la presión de ganar el mundial de Qatar, sino demostrar su validez en el fútbol actual. A Leo le dolió mucho su accionar en la temporada pasada porque tras la eliminación ante el Real Madrid en la pasada Champions, los aficionados del PSG lo abuchearon en un partido contra el Bordeaux. Esa frustración se convirtió en una motivación para que esta etapa previa al Mundial sea uno de sus mejores arranques de temporada, registrando 16 goles y 14 asistencias en 20 partidos. El Mundial de Qatar acecha a la vuelta de la esquina y Leo sabe que es su última gran oportunidad para lograr su más anhelado sueño y volver a demostrar que la calidad no la pierde jamás. Con jugadores que también tienen su última oportunidad como “el Fideo” Di maría, nuevos jugadores en casi todas sus líneas como el “Dibu” Martínez en el arco, el “Cuti” Romero en la defensa, Rodrigo de Paul de mediocampista y Lautaro Martínez en el ataque y comandados por Lionel Scaloni, Messi sabe que esta será su mayor oportunidad de lograr conquistar el oro. La comunión de la “Scaloneta” con el país y el invicto de 35 partidos ininterrumpidos lo confirman.
Cristiano tiene una cita con la historia. Después de salir campeón en la Eurocopa 2016 y tricampeón de Champions en el mejor Madrid de todos los tiempos, se encuentra en el peor momento de su carrera. En su intento desesperado por jugar Champions, su agente, Jorge Mendes, fue a tocarle las puertas a varios clubes de primer nivel: Bayern, Chelsea y Atlético de Madrid fueron algunos de la larga lista para buscar chamba. En todos le dijeron: No, gracias. Y ahora Cristiano se quedará sin jugar Champions. Dentro de este relato se puede observar que podría reflejar que puede ser una temporada un poco “desmotivadora” para el astro portugués, pero esta “desmotivación” puede ayudar a enfocarse en su único reto importante de la temporada, algo que se reflejó en la depresión que ocasiono que CR7 no arrancara la temporada de la mejor manera con muchos problemas encima como la suplencia, problemas con el técnico del Manchester United, Erick Ten Hag, comportamientos inadecuados con el plantel, entre otros llevaron a mantener una incertidumbre si Ronaldo iba a poder llegar en óptimas condiciones al Mundial de Qatar. Sin embargo, con el pasar de las semanas, Cristiano, como siempre lo ha mostrado, ha tenido un coraje mental para sobreponerse a la situación y, poco a poco, ha empezado a ganar minutos, goles y titularidades en su club, llegando a ser titular en el equipo de los “red devil”. Aunque, sus números no reflejan eso (5 goles y 3 asistencias en 21 partidos) Cristiano llegará a Qatar con la esperanza de erradicar los rumores de la prensa del fin de su carrera y demostrar que está más vigente que nunca. Y para esto tiene que asimilar que su selección no está en su mejor momento. Fue una de las últimas selecciones en clasificar a la cita mundialista. Además, no se ve con claridad una idea de juego, algo raro para una selección talentosa plagada de estrellas como Joao Felix, Joao Cancelo, Rubén Díaz y que, comandados por su técnico Fernando Santos y el bueno de CR7, intentarán dar un golpe sobre la mesa al conseguir su primer mundial. Ahora nadie lo tiene como candidato, pero si nos remontamos a la historia, años atrás en la Eurocopa 2016, Portugal no era favorito y ya saben como quedó el resultado. Portugal siempre sorprende.
Ambos, jugándose los tiempos de descuentos, intentarán conseguir el oro en Qatar. Han ganado todo lo que se les ha puesto por delante y solo les queda el Mundial para coronar la cereza del postre a sus extraordinarias carreras. Su último acto no querrá ser en vano. Quedan solo dos caminos: o el gozo de un exuberante mundial o la pérdida del “casi” quedar en la historia. En conclusión, o ser Beethoven o Larson. Ganar o morir. Es su última oportunidad, su última sinfonía.
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