Por Renzo Trucíos Rodríguez.
Cuando un deportista tiene una victoria muy importante en sus manos pueden ocurrir dos situaciones: ganas y quedas en la historia (como héroe) o pierdes y quedas en la historia (como villano). Lamentablemente para van de Valde, no sólo perdió un campeonato “ganado”, sino que fue el inicio de su debacle.
Jean van de Valde nació en Mont de Marsan, Landas, Francia un 29 de mayo de 1966. Con 6 años, Jean, el menor de cinco hermanos, asistió por primera vez a una cancha de golf. Fue su constante práctica la que inició la pasión por el golf.
Ganó su primer campeonato sub-21 en 1995. Previo a cumplir los 20 años, Jean optó por convertirse en un golfista profesional, aunque su padre no estuviera de acuerdo, pues hasta le dijo: “No tendrás un trabajo jugando golf”. En 1993, tras unas cortas vacaciones, logró ganar el Masters de Roma, siendo su primera victoria en el Tour Europeo.
Luego de obtener un gran reconocimiento fuera de Francia, a van de Valde le tocó participar en el Open Championship (o Abierto Británico) de 1999. Vale mencionar que el último francés en haber ganado el Open Championship fue Arnaud Massy en 1907. Volviendo al Abierto Británico de 1999, Jean estaba realizando espectaculares rondas. En ese momento, el golfista que antes se encontraba en el puesto N.°152 se convertía en el candidato a ganar el torneo.
Una noche antes de la última ronda, Jean ya sentía ansias y nervios por salir campeón. Lo cierto es que él no podía dormir, lo cual ya marca una advertencia y antecedente para lo que después pasaría.
Ya en la última ronda, Jean contaba con una ventaja de 3 golpes y solo un hoyo. Su primer tiro fue malo, pues se abrió demasiado hacia la derecha, teniendo en cuenta que el hoyo se encontraba a una distancia muy larga, pero en línea recta. En su segundo golpe, la bola choca en las tribunas, golpea en un muro y, finalmente, cae el pasto en el que al otro extremo se encontraba el hoyo, y lo que dividía a estos dos era un arroyo. El golpe que tenía que lograr se hacía aún más complicado, pero le quedaba una opción. Ultimo intento para ganar el campeonato: tiro 3. Con todo menos seguridad, van de Valde lanzó su tercer golpe y ocurrió lo peor: La bola cayó al riachuelo.
Cargando el peso de una mochila llena de culpa, Jean se metió en el arroyo e intentó lanzar la pelota para que salga de allí, a pesar del gran muro que se encontraba en frente de él. Realizó dos golpes más, teniendo 5 en total. Fue el quinto tiro en el que la bola terminó en la arena, junto a la de su oponente: Craig Parry. Para sorpresa de todos, Craig logró anotar en el hoyo desde la arena, hizo el tiro que necesitaba Jean. Lo imposible se hizo posible. Alegría de uno, tristeza de otro. En el sexto tiro, la pelota de Jean entró a la zona del hoyo. Sin embargo, fue demasiado tarde.
Jean van de Valde quedó segundo y con una espina en el corazón que jamás se pudo quitar, espina y mancha que considero uno de los “autobatacazos” más inéditos en la historia de los deportes. Aquí entra el tema mental. Mientras que unos dejan de lado el aspecto psicológico, otros lo priorizaran mucho más que el propio estado físico, pues si no estás “bien de la cabeza”, no llegas a ningún lado. Lo cierto es que Jean jamás estuvo preparado psicológicamente para asumir el peor escenario posible, y ello le pasó factura el resto de su vida.
Esta fue la historia de una victoria que Jean van de Valde tenía en sus manos y que, en vez de caer en el hoyo, cayó en el riachuelo.
Jenny Cárdenas dice
Linda narración sobrino estamos muy orgullosas de ti éxitos en tus metas y sueños logra siempre lo que te propones