Por Fabiana Ponce
Big O, Mr. Triple Double, Ozzie, Oscar the Grouch, etc. Apodos hay muchos, talentos como el de Oscar Robertson, pocos. Jugador famosísimo y estrella de la NBA, este ex jugador de baloncesto rompió muchos récords cuando de este deporte se trata. Sin embargo, a este jugador no solo se le considera uno de los mejores por sus habilidades deportivas, sino también por su gran lucha en la que pedía mejores condiciones para sus compañeros con respecto a la lucha por la equidad financiera y la libertad de estos que era dirigida por sus agencias, pero este tema se tocará más adelante porque sería inadecuado hablar de la obra y no del artista…
El gran Oscar Palmer Robertson nació un 24 de noviembre de 1938 en Charlotte, Tennessee, ubicado en Estados Unidos. Su 1.96 metros de estatura y sus 100 kilos de peso eran inolvidables, al igual que su presencia. Cuando él y su familia se mudaron a Indianápolis, aprendió a jugar baloncesto y como todo joven, tras interminables horas de práctica individual, logró perfeccionar su juego. En su segundo año en la Crispus Attucks High School, Robertson llevó a su equipo a las finales estatales en 1954. Durante las dos temporadas siguientes atrajo la mirada de la nación luego de una racha de 45 victorias consecutivas, dos títulos estatales en Indiana y un campeonato nacional con “Los Tigres”. Tanto fue así que en 1956 fue apodado como «Mr. Basketball» y como el mejor jugador nacional de secundaria del año (Oscar Robertson, s.f.).
Recién fue en la Universidad de Cincinnati cuando lo conocieron como “The Big O” y llevó a los Bearcats a la Final Four en 1959 y 1960. Fue el primer jugador en liderar la NCAA en anotaciones tres años seguidos y el primero en ganarse el honor de llevar el nombre del Jugador Universitario Nacional del Año no una, ni dos, sino ¡tres veces! Luego de graduarse de la Carrera de Negocios y con una licenciatura en el bolsillo en 1960, Robertson junto a Jerry West formaron un equipo que era considerado como “el equipo de ensueño original”.
Mr. Triple Double tuvo una carrera de 14 años y se considera el único jugador de toda la historia de la NBA en promediar un “triple doble” a lo largo de una temporada en 1961.
Es, hasta el momento la inspiración de muchos jugadores que tratan de ser como él; un ejemplo de esto es lo sucedido con Josh Giddey, de 22 años, quien según la propia NBA Australiana, logró tres triples-dobles consecutivos (NBA Australia, 2022). Se puede decir que en él jugadores como Magic Johnson, Michael Jordan, Kobe Bryant, Le Bron James y Russell Westbrook ven a donde quieren llegar.
Después de retirarse, él continuó como empresario, locutor y autor; hasta fue entrenador en jefe interino de baloncesto en su antigua universidad por un breve periodo de tiempo. Ahora participa en numerosas actividades benéficas y comunitarias en donde se incluye a la NBA Legends Foundation, el Boys Club of New York, la National Kidney Foundation y la International Prostate Cancer Foundation.
Como mencioné anteriormente, “The Big O” fue un hombre respetado en la cancha por sus jugadas, pero también porque tuvo y tiene un gran impacto en la sociedad estadounidense más allá del ámbito deportivo. Se distingue como un activista social, hombre de negocios, maestro, mentor, etc. Y es que no cualquiera entrenaría a cientos de jóvenes por su cuenta y por sus organizaciones juveniles.
Oscar en 1965 se convirtió en el primer presidente afroamericano de la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto (NBPA), cuando aún los jugadores negros eran una minoría en la NBA. Mediante una regla que posteriormente se denominó la “Regla de Oscar Robertson” eliminó una cláusula que vinculaba de por vida a un jugador con su equipo. El draft se modificó y las franquicias de la NBA prosperaron puesto que ahora el jugador no solo es considerado “libre” sino también forma parte del negocio del baloncesto, lo que aumenta su valor (Matange, 2021)
No hay que olvidar el sistema de pensiones que Robertson y West junto con varios jugadores más lucharon en 1963. ¿Está mal pedir un seguro médico, el pago de los partidos u otras acciones necesarias que cualquier persona requiere? Para el Sindicato de jugadores sí lo fue. Gracias a aquella manifestación que hicieron en los vestuarios se pudo a llegar a un acuerdo. Aunque fue en 1965, al menos se logró el objetivo.
Por los logros anteriormente nombrados y más, Robertson fue incluido en el “Basketball Hall of Fame” en el año 1980, ¿y cómo no hacerlo con toda la lista de gran tamaño que lleva?
Este año la NBA celebra su 75 aniversario y, como es debido, será a lo grande. La liga a mencionado que presentarán un conjunto de premios y trofeos que tendrán un diseño algo particular: estos honrarán a jugadores representativos y, obviamente, Oscar Robertson estará dentro de ellos. De hecho, la actualización del trofeo del Campeonato de la Conferencia Oeste tendrá el nombre de Robertson, y es que a pesar de los años que lleva sin jugar, siempre será recordado por todo el sudor que derramó en la cancha (ESPN, 2022).
Esto nos hace recordar al “Oscar Robertson Trophy,” o Trofeo Oscar Robertson, que se entrega anualmente desde 1959 por la Asociación de Escritores de Baloncesto de Estados Unidos o USBWA, por sus siglas en inglés. Este premio se le entrega al mejor jugador universitario masculino del año. La forma de este trofeo es una de sus características principales puesto que se aprecia a Oscar Robertson saltando y haciendo una pose peculiar; esta se basa en una foto famosa tomada al jugador en un encuentro contra Kansas State (Oscar Robertson, s.f.).
Robertson fue y sigue siendo un amante del baloncesto que nunca dejó de lado el bienestar colectivo de sus compañeros. Este tipo de comportamientos es admirable porque muchos se vuelven egoístas e individualistas, es por esto que tenemos que reconocer todos los esfuerzos que hizo para llegar a ser quien es hoy. No le dio miedo enfrentarse a la NBA y perder todo lo que logró para tener un buen futuro; ni siquiera el racismo de aquel entonces lo detuvo.
¿Necesitamos a más jugadores como Oscar Robertson en el mundo? Yo creo que sí.
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