Por Jhoselinho Vásquez
Atomizado por la gente, pero engrandecido en su figura. Pequeño a la distancia, pero gigante en el tiempo. Criticado aquí y allá. Describir el momento que le toca atravesar a Paolo Guerrero es, cuanto menos, complejo. En lo personal y en lo futbolístico. Pero esta tarde no. Esta tarde no hay complejidades. Porque incluso en medio de un panorama mediático polémico, no hay un solo hincha que haya llegado hoy a la cancha con ganas de amedrentarlo. Va caminando por el túnel bajo de la tribuna sur, se le ve feliz. ‘’Ahí está, ahí está’’. Cientos de camisetas blanquiazules se amontonan a empujones en los barandales bajos de las graderías mientras él camina, solo camina. Todos quieren saludarlo, todos quieren una foto. Él solo camina. La escalera al final del recorrido lo conduce hacia el verde. El estadio se cae. En alguna parte dije que hoy no hay complejidades; y es que hasta el cielo de Lima dejó su gris habitual para regalarle a La Victoria una atípica tarde veraniega. Mientras los flashes lo apuntan, las cámaras lo enfocan y su nombre se escucha en el alto parlante; él sigue caminando. Camina como quien acaba de entrar en su casa.
Se ha dicho que la presentación de un futbolista en un club peruano nunca había llenado un estadio. Mucho menos sin un partido de fútbol como show principal. José Paolo Guerrero Gonzáles ha sido acaso el primero en hacerlo. La hinchada aliancista respondió con creces ante un idilio gerencial demorado. Una negociación entre club y jugador que tardó más de lo habitual. Un diálogo que se extendió hasta pasado el inicio del torneo clausura y que terminó con lo que parecía inevitable: la llegada de Guerrero a Alianza Lima. Una llegada tormentosa, con mucho ruido, un fuego cruzado de declaraciones, abogados, cientos de interpretaciones, varios villanos y un héroe. ‘’Es un sueño regresar a mi casa’’; misma que lo recibió con una alegría desbordante, como sacudiéndose la ansiedad de quien sabían tenía que llegar, pero aún no llegaba. ¿Por qué no volvió antes?
El escenario perfecto
Guerrero terminó la temporada 2023 con la obtención de la Copa Sudamericana y el torneo ecuatoriano siendo pieza fundamental en LDU de Quito. Ya en el borde de los 40 años, con una carrera elogiable y el reconocimiento de un continente, la recta final de año se presentaba como el escenario ideal para un posible retiro. ¿Y Alianza?
A lo largo de su carrera, Paolo siempre se ha mostrado abiertamente aliancista, hincha del club que le abrió las puertas del fútbol profesional. Su deseo de retirarse en Alianza siempre estuvo ahí; pero faltaba que se diese la oportunidad de concretarlo. Al inicio de esta temporada, el rumor crecía con fuerza. Guerrero se desvinculó de Liga por un conflicto de intereses que involucraban la continuidad del técnico Luis Zubeldía. La llegada a Alianza Lima parecía más posible que nunca. Pasaron los meses y el anuncio no se daba. Al ser cuestionado por la prensa, Guerrero respondió: ‘’no se han contactado conmigo’’.
Poeta maldito
Su paso por la Universidad César Vallejo fue el puente entre lo que pudo pasar en su momento y lo que terminó por pasar ahora. En Trujillo no estaba cómodo. Siempre rodeado de polémica, sin jugar los partidos en altura (en liga local y Copa Sudamericana) y negándose a entrar contra Alianza en el Mansiche. El vestuario se rompió y su salida ya no era solo una decisión del jugador. No tuvo minutos en ninguna de las primeras fechas del Clausura, lo que le dio chance de desvincularse legalmente del club y esperar el llamado (ya a gritos) de donde siempre quiso estar.
Domingo 1 de setiembre de 2024. Con una sonrisa en el rostro y la emoción de quien se sabe en casa, Paolo Guerrero pisó el Alejandro Villanueva de Matute por primera vez como jugador de Alianza Lima. El cariño popular cayó de las cuatro tribunas que abrazaban a Paolo a la distancia. ‘’Quiero cerrar el año con el campeonato’’. Acaba de llegar, pero la tiene clara. Creo que todos podemos afirmar que este ciclo en Alianza será el último baile de la carrera profesional de Paolo. Tuvo que pasar tanto para este momento. A su paso por la tribuna sur, se coreaba: ‘’Guerrero ya llegó’’. El pueblo ha reclamado a su último hijo.
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