Por Luis Tamani
Johan Cruyff, sin duda alguna, ha sido uno de los íconos más influyentes en la historia del fútbol. Más allá de su calidad como futbolista y líder de la recordada ‘Naranja Mecánica’, selección fabulosa de Holanda que mostró su genialidad en el Mundial del 74, también es reconocido por su obra como entrenador. Cruyff era un especialista en las tácticas, de un estilo de juego ofensivo y victorioso. El recordado futbolista, dirigió sólo dos equipos, el Áyax de Ámsterdam desde 1985 a 1988 y al FC Barcelona de 1988 a 1996, siendo el equipo azulgrana uno de los más significativos, ya que en este encontró el máximo apogeo de su carrera como entrenador, causando furor en la historia por su reconocido “Dream Team”.
La genialidad de sus tácticas, datan de sus años como jugador, bajo las órdenes de Rinus Michels, el artesano innovador y orquestador de la ´Naranja Mecánica, mano brillante que guio la excelencia del “Fútbol total”, un sistema de juego muy exigente usado por los neerlandeses, donde el futbolista podía moverse fuera de su posición y en sincronía, ser sustituido por un compañero, lo que permite que se mantenga la estructura táctica.
El Cruyffismo, fue una continuación de su recordada escuela. La posesión de la pelota, el intercambio de posiciones, el aprovechamiento de la cancha de juego en su totalidad y la constante movilidad, fueron las herramientas más destacables de su carrera como entrenador, convirtiéndose en la personificación de aquel fútbol del Mundial del 74. El reconocido periodista holandés, Auke Kok, autor de la biografía del recordado entrenador, titulada: ´Johan Cruyff. Siempre al ataque´ sostenía que, uno de sus más grandes legados es la ´solución ofensiva’.
“Toda su filosofía se basaba en la idea de que no tienes por qué correr hacia atrás cuando pierdes el balón, o enviar el balón con un patadón a la grada cuando te presionan” detalla Auke Kok. Una técnica atrevida y con una dominación de los espacios del campo, donde podías encontrar soluciones mirando hacia el frente, sin ningún tipo de jugada desesperada.
Cruyff tenía una mentalidad ganadora y creía que el único camino a la victoria era a través de un juego ofensivo, jugadas que convertían al equipo como el protagonista del partido. Su persistencia por la posesión del balón lo llevó a desarrollar un modelo basado en los triángulos: Cada jugador, independientemente de su ubicación en la cancha, debía posicionarse para formar la dichosa figura geométrica. El entrenador holandés consideraba que de esta manera se mantenía el balón, además de ofrecerle al poseedor de la pelota dos opciones para el pase, claro, esta atrevida jugada era posible siempre y cuando los jugadores tuviesen una comprensión desarrollada del juego, el cual les permita decidir el momento adecuado para acercarse al compañero y cuando no hacerlo. Jugada que autonombró como ´Figura diamante´.
Ofensiva temeraria
Todo iniciaba desde la composición de la defensa, la cual era de las más solitarias del campo. Cruyff dejó el lado ortodoxo del fútbol y plantó nuevas opciones: un defensor central y dos laterales, estos últimos debían estar activos al ataque constantemente, por lo que la retaguardia quedaba bajo la vigilancia del defensor central y el mediocampista, los cuales no eran los más destacados por realizar mucho desplazamiento.
Uno de los puntos más resaltantes de la brillantez de Cruyff se produjo con el ‘falso 9’ una figura táctica que pudo consolidar gracias a Michael Laudrup, una de las revoluciones en el esquema del holandés. El rol de falso atacante del danés, obligaba que saliera constantemente de la zona como delantero central desde la que partía, para asociarse con los mediocampistas ofensivos o con los de extremo, el resultado: Provocar confusión en los defensas centrales oponentes, los cuales estaban acostumbrados a marcar al típico delantero central. Esta dinámica del “falso 9” permitía también que los mediocampistas llegaran sin tanto esfuerzo al área del rival.
Un dato resaltante del “falso 9” de Laudrup, fue que sirvió de inspiración años después, para que Pep Guardiola—quién formó parte del Barca de Cruyff—, diera a Lionel Messi aquel papel.
La famosa estrategia orquestada por Cruyff tenía otro objetivo: Crear superioridad numérica en el centro, el cual ayudaba a mantener la posesión del esférico, y al mismo tiempo, aseguraba nuevas variantes para su ‘triángulo’. Además, mantener líneas de pase muy cercanas, para lograr la circulación rápida del balón.
Defender atacando: Era una de las mentalidades de Cruyff, por ello siempre se mantuvo inclinado bajo el juego ofensivo. Con excepción de los laterales, los demás jugadores no se caracterizaban por realizar grandes desplazamientos. Una de las posibles consecuencias que tenía que enfrentar el entrenador holandés, era que los contragolpes del enemigo sean casi siempre ocasiones peligrosas. Con el 3-4-3, en situaciones en las que se desplazaban a su propia área, el centrocampista podía tomar el rol de segundo defensor central y así reorganizar la estructura en un 4-3-3, donde los laterales volvían a ocupar su lugar natural.
Defensa bajo ataque
Un defecto constante de los equipos de Cruyff, se centraba era la falta de presión tras la pérdida del balón, una situación riesgosa para los defensores, los cuales eran expuestos a recorrer largas distancias ante la ofensiva del contrincante. Una de las razones por las que el Barcelona del holandés recibía muchos goles en contra.
Cruyff creía que la correcta ubicación de sus jugadores posibilitaría la posesión o la inmediata recuperación de la pelota. Su estrategia defensiva siempre se basaba en el posicionamiento de los futbolistas, una prueba de esto es la relevancia que tuvo Pep Guardiola como pivote defensivo. Bajo sus propias palabras, Cruyff decía que “si no se pierde el balón en la fase de construcción, es muy difícil que te contrataquen”, dejando en claro que su forma de juego podía ser afectada por los contragolpes, los cuales eran la forma más eficaz de hacerle daño a sus equipos.
El recordado
Pese a las deficiencias estratégicas, estas no fueron limitaciones para Johan Cruyff, quien bajo su variante del 3-4-3 y el 4-3-3, pudo cosechar exitosos resultados, especialmente, en el FC Barcelona. El holandés, fue entrenador desde el año 1988 al 96 en el equipo culé, donde ganó la Liga cuatro años consecutivos desde 1990 a 1994, la Recopa de Europa en el año 1989, la Copa del rey en 1990, la Supercopa UEFA, la Eurocopa en 1992 y 3 Supercopas de España, en total: 11 títulos.
El efecto Cruyff y su legado se mantienen vigentes. La filosofía del holandés era la de crear centrocampistas inteligentes, sus jugadores tenían que pasar el balón, pensar en el momento y acortar espacios. No buscaba caballos de carrera, intentaba generar una revolución en la cancha y conseguir la ventaja.
Con el tiempo ha adquirido mayor relevancia gracias a entrenadores como el mencionado Guardiola o Marcelo Bielsa, quienes reconocen al ‘Tulipán de oro’ como un entrenado con un espíritu innovador. Un tiburón naranja, su territorio era el campo de juego, no tenía un enemigo natural y no miraba a nadie como una amenaza, su único objetivo: devorar al rival. Tal como mencionaba su ex compañero, Ruud Gullit: “Para Johan, la única manera de jugar, era marcar más goles que el rival”.
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