El pasado 13 de febrero se llevó a cabo una edición más de uno de los eventos deportivos de mayor audiencia en el mundo: el Super Bowl. El indicador tradicional del impacto mediático que tiene un evento es el costo del espacio publicitario,que eneste caso llegó en promedio a US$6,5 millonesporuncomercialde 30 segundos.
Ahora, tan importante como ese costo promedio es el avance que se evidencia. En plena pandemia,el PBIde Estados Unidos (EE.UU.) cayó 3,5% el 2020, mientras que el costo promedio del espacio publicitario del Super Bowl ese año aumentó casi 6%.
¿Qué tiene el Super Bowl que aún en crisis mundiales se mantiene o crece con respecto al resto de la economía? Tal vez una explicación es que este evento es una muestra de lo que es un sector cuando no depende del sector público.
La NFL no depende de una federación internacional para su regulación interna ni tampoco depende de subsidios del gobierno estadounidense para llevar a cabo sus actividades. Desde sus inicios, su modelo de negocio estuvo orientado a generar un contenido atractivo a los televidentes y asistentes a sus eventos. El Súper Tazón como se le conoce en español, no es solo un evento deportivo sino un espectáculo musical con una producción de nivel mundial.
El deporte de alto rendimiento entendió hace mucho que para que sea sostenible era necesario que no dependa del subsidio del Estado sino que genere un modelo con ingresos por venta de entradas, derechos de televisión y patrocinios, entre los más representativos.
El sector público tiene un rol que genera las condiciones para el desarrollo de la industria deportiva, más que otorgar subsidios económicos, como es el caso del Comité Olímpico de Estados Unidos.
¿El hecho de que las organizaciones rectoras del movimiento olímpico en EE.UU., como son el Comité Olímpico y las Federaciones, no reciban subvenciones económicas del Estado, significa que están condenadas a no tener logros deportivos? No. EE.UU. suele ser uno de los países que más medallas obtiene en los Juegos Olímpicos.
En nuestro caso, tal vez la discusión no debería estar centrada en el presupuesto asignado al deporte de alto rendimiento, por parte del IPD, sino en la capacidad de generar las condiciones para que las organizaciones deportivas se enfoquen en generar sus propios recursos.
Artículo publicado en El Comercio, Suplemento Día 1 del lunes 21 de febrero 2022
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