Por Milovan Byrne
Hay una frase de Simón Bolívar que menciona lo siguiente: “La justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la igualdad y la libertad”. Esta frase me remonta a mi etapa de escolar en secundaria, en la cual tenía una amiga a la cual llamaremos M. A ella le gustaba jugar fútbol, incluso, practicaba en una academia cerca de su casa, era muy buena jugando fútbol. Jugaba de delantero con características de Guerrero o del mismo Lapadula. Guerrera, aguantando la marca del rival y siempre girando de espaldas para rematar de cara a la portería. Sin embargo, pese a que mis amigos y yo la invitábamos constantemente a jugar en el recreo con nosotros, nunca se animaba a jugar. Un día, en una reunión que hizo en su casa, mientras esperaba el taxi para irme a mi casa, ya en horas de la madrugada, conversando con ella me comentó algo que me dejó petrificado. Me dijo: “Milo, te envidio. Escuché un rato que estabas conversando de fútbol y me quedé admirada. Cuando veo jugar fútbol a los chicos y a ti me pican los pies para bajar las gradas y jugar con ustedes, pero no puedo. Si lo hiciera, me tildarían de ‘machona’ o de ‘rara’ por ser la única chica del colegio en jugar fútbol. No lo hago, aun queriéndolo, para no sentirme ‘rara’ con las chicas». Me quedé mudo por unos segundos, hasta que una llamada del taxista impidió una respuesta “improvisada” que le iba a dar, pues no tenía claridad acerca del papel de la mujer en el fútbol. A los minutos, ya de regreso a mi casa, me quedé reflexionando en lo que me dijo M. No podía creer que un deporte que une sociedades y masas pueda ser excluyente para el género femenino.
Remontándonos a la historia, el fútbol femenino data de 1892, cuando se registra el primer partido de fútbol entre mujeres. En 1894, se funda el primer club de fútbol femenino llamado “British ladies Football club”. Su fundadora fue Netie Honeyball, una activista de los derechos de la mujer, convencida de la necesidad de demostrarle al mundo que las mujeres podían tener un papel fundamental dentro de la sociedad, pues no se consideraba entonces que fuese así. La respuesta de la Federación Inglesa de fútbol (FA) fue tajante: prohibió la práctica del fútbol femenino en todo el país. Sin embargo, durante la primera guerra mundial, el fútbol femenino se intensificó en Inglaterra dado que las mujeres fueron reclutadas para trabajos en las fábricas, ya que los hombres fueron a pelear a la guerra y se necesitaba mano de obra. Durante esa época, se crearon muchos equipos femeninos en distintas fábricas del país británico que permitieron que, pese a que no reconociera al fútbol femenino, dichos equipos se rebelasen y se fundase la English Ladies Football Association. Es decir, su propia fundación femenina, propia y autónoma de la FA y de la FIFA. Eso dio lugar a que en 1921 la FA, en colaboración con la FIFA, prohibiera que se presten los estadios de fútbol para las prácticas del fútbol femenino. Por ende, tuvieron que abstenerse en jugar en estadios de los mismos y jugar en estadios de rugby, cricket o en otras afiliaciones externas de la FIFA. Esta prohibición duró hasta 1969, cuando la FIFA incluyó el fútbol femenino dentro de la afiliación de deportes oficiales. Esto se dio gracias a la popularidad creciente del fútbol femenino en Europa. Gracias a la afiliación, se pudieron jugar competencias internacionales como mundiales de fútbol, euro-mundiales de fútbol, ligas nacionales femeninas de cada país y, por último, la inclusión del fútbol femenino en las Juegos Olímpicos a través del Comité Olímpico Internacional desde Atlanta 1996 hasta la actualidad.
Sin embargo, las mujeres han tenido que pasar por muchas problemáticas para poder lograr que poco a poco se considere la igualdad entre el hombre y la mujer en el fútbol y hacer frente a diferentes comentarios machistas como el del ex – presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en el 2004, cuando sugirió que las mujeres deberían usar pantalones cortos más ceñidos y camisas sin mangas con el objetivo de crear una estética más «femenina» y con este uniforme atraer a más hombres como espectadores. Si bien, esa crítica fue duramente rechazada por parte de la prensa y futbolistas, recién en el 2008 se intentó un cambio cuando las jugadoras del equipo neerlandés FC De Rakt empezaron a jugar con pantalones cortos debajo de las faldas. Asimismo, en el mundo femenino siempre ha persistido un debate en corto con las ventajas deportivas con respecto a la ventaja salarial, falta de planeación y el desarrollo de los torneos. Por citar un ejemplo, en Colombia, más del 80% de las jugadoras del torneo colombiano no tiene contratos profesionales. Ello no permite que una chica pueda concentrarse netamente en su carrera deportiva y tiene que buscar otros trabajos extra, dejando al fútbol en el segundo plano porque ellas se solventan sus propios gastos de alimentación, traslados, hidratación, entrenamientos, entre otros, por no tener un contrato profesional que le permite tener beneficios y derechos (fútbol amateur). Otro problema que se presenta es la mala organización de los torneos femeninos que dan como consecuencia una poca paga salarial que reciben en comparación con los jugadores varones. Un ejemplo de ello es que, en México, las jugadoras profesionales reciben un sueldo mensual entre 3500 y 6500 dólares mensuales. En contraste, Oribe Peralta, ex jugador y seleccionador mexicano logró ganar un máximo de 46 millones de dólares anuales. Este dato refleja la clara inferioridad e inequidad entre los pagos salariales a las futbolistas. Una problemática constante, derivada de la poca difusión del fútbol femenino, es la poca participación del marketing y los patrocinadores para un equipo de mujeres. Esto se da porque al no encontrar fuentes de inversión (patrocinadores) ni tampoco fuentes de difusión (transmisiones televisivas) y un público referencial (media de espectadores) es nula la participación del marketing en transformar a las jugadoras en personajes famosos que las personas puedan admirar y deseen adquirir productos relacionados con una determinada persona. Un ejemplo del éxito del marketing es la forma como Lionel Messi vende y genera marketing para su club actual el Paris Saint Germain (PSG) y para la marca Messi. El PSG tenía 19 millones de seguidores en su página de Instagram antes de la llegada de Messi. Después de 6 meses de su llegada, al día de hoy el PSG tiene 56 millones de espectadores. Asimismo, “la pulga” rompió el récord de vender un millón de camisetas solamente a dos días de su llegada al club francés. Lamentablemente, estos impactos que se generan en el fútbol masculino están muy lejos de llegar en el fútbol femenino.
Sin embargo, hace unos días se dio un paso histórico en el fútbol femenino. La federación de fútbol de USA (U.S. Soccer) determinó, a través de un fallo judicial impuesto por el sindicato de jugadoras del equipo femenino de Estados Unidos, que a partir de este momento las selecciones masculinas y femeninas de fútbol recibirán una igualdad salarial equitativa para ambas partes además de una indemnización de 24 millones de dólares por sueldos atrasados y por compensaciones de desigualdades económicas.. Un fallo que determina el gol más importante de sus vidas, ya que representa un avance considerable en la historia del fútbol femenino en el mundo. Para entender la injusticia que se vivía conviene señalar un dato impactante: en el 2018, cuando Francia ganó el mundial de Rusia 2018, la FIFA le otorgó una bonificación de 32 millones de dólares a todo el equipo. En el 2019, en el mundial femenino de Francia, Estados Unidos recibió solo 3,4 millones de premios por la FIFA por ganar el torneo. Si esta misma determinanción la asume FIFA, las jugadoras pasarán a ganar de manera igualitaria la misma cantidad que un jugador masculino. ¿Se dará en algún momento? Por lo tanto, la decisión que se determinó hace unos días en el país americano con respecto al fútbol femenino es un crecimiento exponencial que influye en mejorar la situación del fútbol femenino en otros países en los que la situación es peor que la de Estados Unidos. Por ejemplo, en nuestro país, gracias al impulso de la equidad salarial entre la selección femenina y masculina de USA, el club Alianza Lima decidió hacerles un contrato a 7 jugadoras de su plantel, siendo ellas las primeras jugadoras en la historia del futbol femenino en tener un contrato profesional. Un gran paso para las chicas fue que los partidos de la liga femenina peruana fueran transmitidos en su totalidad por señal abierta, a través de Movistar Deportes, en el ámbito deportivo, el fútbol femenino peruano.
Sin duda alguna, el crecimiento que está teniendo el fútbol femenino en nuestro país y en el mundo, es fruto de años de sacrificio humano de chicas que han tenido que dejar sangre, sudor y lágrimas para conseguir llevar el fútbol femenino donde se merece estar: a la par del fútbol masculino. Y lo lograron a base de sus conocimientos, talento y esfuerzo, como debería ser siempre. Ahora me dirijo a mi querida amiga M. Amiga, ya puedes ir dejándote de sentir rara. La justicia tarda, pero llega en el momento, tiempo y espacio correcto. Anda ve a meter goles y disfruta de este deporte tan lindo como es el fútbol. Ahora que se acerca el día de la mujer te comentaré la respuesta que por fin te puedo ofrecer con claridad desde ese día en la azotea de tu casa. Lo que te comentaré no es un sueño. Menos una predicción. Será un spoiler. Habrá un día que llegues a una cancha y puedas jugar tranquila sin recibir críticas de personas que no vale la pena escuchar. Y será normal, porque cada día las chicas están logrando que este deporte rey no las excluya. Por lo tanto, habrá un día en que no habrá diferencias entre un futbolista hombre y mujer. M, ve a la cancha y disfruta porque la vida implica que vivamos como si nuestro tiempo fuera limitado. Por ende, eso implica vivir cada día como si fuera el último. Y más aún en tiempos actuales.
Magita dice
Muy buena información. Siempre sera bueno q las chicas q practican fútbol wn Perú conozcan bastante de la historia. Pues no habra avances con desconocimiento.