Por Gonzalo La Torre
Alianza Lima, el Club de La Victoria descendió de la Primera División del fútbol peruano en el 2020, el mismo año que brotó la pandemia por la COVID-19. Pero, ¿cuáles fueron las causas para que llegue a ese punto? Luego de 82 temporadas en la máxima categoría del torneo local, volvió a perder su condición tras una serie de pésimos resultados deportivos y problemas a nivel administrativo. Durante tres años consecutivos el club alcanzó instancias definitorias de campeonato (2017-campeón, 2018-subcampeón y 2019-subcampeón) pero durante el torneo en el que finalmente perdió la categoría solo sumó 26 puntos, terminando en el puesto 18 de 20 equipos que lo disputaron. Los simpatizantes y periodistas apuntaron la responsabilidad hacia los jugadores y dirigentes del club, haciendo énfasis en un actor relativamente nuevo en la institución: El Fondo Blanquiazul. Aunque el Tribunal de Arbitraje Deportivo lo devolvió a primera meses después, deportivamente tuvo un lamentable desempeño.
Alianza Lima, club fundado en 1901, ya había perdido la categoría en 1939, pero el contexto de aquellos años era diferente y el torneo local no había sido organizado del todo. En el 2020 la situación fue diversa. Los principales señalados fueron el nuevo grupo de inversores que compraron el 80% de la deuda que el equipo mantenía con la Superintendencia Nacional de Aduanas y Administración Tributaria, 23.8 millones de soles. Pasaron a ser los acreedores principales de la institución y participar en las decisiones de gestión financiera y deportiva. Durante aquella etapa se les criticó por haber realizado fichajes de jugadores que tuvieron episodios de indisciplina y por los cambios de entrenadores de aquel año, pero la responsabilidad fue compartida entre otros personajes. El Fondo, conformado por Diego Gonzales Posada, Salomón Lerner, Remigio Morales Bermúdez, César Torres, Fernando Farah y Antonio Armejo, ya había estado cerca del club en el 2012 cuando formó la Promotora Blanquiazul, grupo que colaboró con el pago de las planillas de los jugadores y evitó una sanción a la institución. Ese mismo año la SUNAT abrió el proceso concursal que determinó el ascenso del grupo inversor 8 años después.
Algunos personajes de los que conforman el fondo como Remigio Morales Bermúdez, Salomón Lerner y Diego Gonzales Posadas están relacionados a la esfera política nacional, más que a la deportiva. El primero de ellos fue Ministro de Agricultura durante el primer gobierno de Alan García y el segundo fue Presidente del Consejo de Ministros de Ollanta Humala, además de ser presidente de COFIDE. Ambos generan suspicacias en los simpatizantes por sus antecedentes. En el caso de Posadas, es hijo del exministro Luis Gonzales Posadas, pero no ha participado directamente en el gobierno.
Los resultados deportivos fueron los que determinaron que Alianza Lima pierda la categoría en el 2020. En un mismo año pasaron 3 entrenadores diferentes y varias salidas en la gerencia deportiva, como Gustavo Zevallos, por ejemplo. En total, ese año hubo 17 nuevas llegadas de jugadores al equipo, pero entre las que destacan Jean Deza, Carlos Ascues, Alexi Gómez y Alberto Rodríguez. Deza y Ascues cometieron actos de indisciplina en varias oportunidades, y fueron hechos de conocimiento público. Incluso el entrenador de la etapa inicial del año, Pablo Bengoechea, sostuvo que” estaban en su día libre”, justificando aquellas conductas. Gómez fue denunciado por su expareja por agresión y Rodríguez era un jugador veterano y propenso a lesiones constantes, que no le permitieron tener continuidad en el equipo.
Gustavo Zevallos, ex gerente deportivo de Alianza, le comentó a este medio que fue el mismo Bengoechea el que pidió traer a esos jugadores, pues creía que podía liderar un grupo que funcione de una manera correcta. No obstante, el entrenador declaró que “su mensaje no se oía, los jugadores ya no lo escuchaban y ya no podía manejar al equipo”. De esa forma fue como se despidió del equipo, renunciando a su cargo. Zevallos señala que, si bien el estratega había solicitado esos fichajes, el Fondo tenía un representante dentro del área deportiva que era Víctor Hugo Marulanda, y él no habría manifestado una postura en contra de ellos de forma firme. Aun así, Gustavo considera que Pablo no se equivocó, pues los resultados deportivos de su gestión fueron favorables (un título y un subcampeonato).
Zevallos sostiene que el ambiente de trabajo se tornó insostenible, y que los distintos puntos de vista de los dirigentes del club no llegaban a un acuerdo. Menciona, también, que las decisiones de jugadores y del equipo en general fueron tomadas bajo la aprobación del Fondo Blanquiazul, pues no hubo una oposición firme contra los cambios que se realizaron.
Luego de la salida de Bengoechea, en marzo del 2020, Alianza Lima no encontró el rumbo. En octubre de ese año Gustavo Zevallos dejó la Gerencia Deportiva y para ese momento Mario Salas ya había asumido y fue despedido también de su cargo como entrenador, para entregar la posta a Daniel Ahmed, con el que se concretaría el descenso. Lo que se pensó es que cambiando el Comando Técnico se podría solucionar la crisis deportiva en la que se encontraba el equipo, pero no fue así. Dentro de la dirigencia del club hubo diferencias que no se pudieron solucionar.
Para el periodista deportivo Mariano Naranjo, en Alianza se había formado un plantel que no tuvo mayor planificación. “Se rompió la interna del club, por ejemplo, con la salida de los uruguayos. No hubo personalidad en el plantel para asumir la etapa complicada en la que se encontraba el equipo en el 2020 y los resultados obtenidos fueron negativos. En ese panorama, creo que el Fondo tuvo gran responsabilidad”, sostiene.
Fernando Farah, miembro fundador del Fondo Blanquiazul, afirmó para este medio que la actitud de los portales de comunicación, así como la de los hinchas hacia ellos es muy injusta. “Nosotros, más allá de sugerencias y apreciaciones a través de nuestro representante Víctor Hugo Marulanda, no teníamos mayor injerencia en el aspecto deportivo del club. El técnico, los jugadores y la gerencia deportiva hizo caso omiso a todas las sugerencias que nosotros comentamos. Siempre que avanzamos, alguien nos da una zancadilla”.
Para Farah, la disputa que tiene el Fondo con trabajadores que salieron de la institución es por un afán de asumir el protagonismo de los éxitos que puede tener el club, pero no los fracasos. Con respecto a jugadores como Jean Deza, Gómez y Rodríguez, él sostiene también que estuvieron en contra de sus fichajes, y lo manifestaron, pero no se les tomó en cuenta. “Sabíamos de sus antecedentes”, indica.
Aunque Antonio Armejo declaró tras el descenso que el Fondo no tendría mayor injerencia en las decisiones deportivas, Farah afirma que nunca hubo tal participación. “El Fondo quiere armar un proyecto deportivo a futuro y desarrollar infraestructura acorde a lo que representa Alianza Lima, pero nosotros no armamos los equipos ni decimos lo que un entrenador debe hacer o no. Damos sugerencias, pero nada más que eso”.
Con respecto a la ruptura dentro del grupo de jugadores, Farah considera que sí sucedió, pero fue responsabilidad de los miembros del comité deportivo y el comando técnico que pasó por ese plantel, pues según él, el Fondo no se involucró directamente en el aspecto deportivo, y más bien se trataría de un manejo poco adecuado de los jugadores que se tenían en el 2020. Por otro lado, para Gustavo Zevallos hubo un ambiente de trabajo “poco abierto y que no permitía llegar a acuerdo, por tener varios representantes que manejaban la autoridad”. En el ámbito deportivo, sostiene que hubo problemas por apuestas que no resultaron como se esperaba. Zevallos reitera que Marulanda no le manifestó oposición sobre ninguno de los fichajes que tuvieron un mal rendimiento para ese año. De hecho, sostiene que algunos fichajes no le fueron comunicados siendo gerente deportivo, y se gestionaron por el director deportivo por su lado.
Sin embargo, el plantel del 2020 fue conformado en un trabajo conjunto, con la presencia aún de Bengoechea, Zevallos y Marulanda durante el final del año 2019. Las decisiones de qué jugadores traer o ceder fueron tomadas en consenso, por más que fue difícil llegar a un acuerdo por los puntos de vista distintos que participaban en la toma de decisiones del equipo. Lo más sencillo es apuntar a un segmento de la dirigencia del club, cuando en realidad todos los actores tenían interacción entre sí.
La diferencia, y quizá el aspecto más criticado por los medios deportivos y la opinión pública sobre el Fondo en aquel año, fue el hermetismo que mantuvieron sus miembros para acercarse a la prensa y brindar declaraciones sobre lo que sucedió en el 2020. Los otros miembros que salieron de la dirigencia del club sí brindaron entrevistas, aunque no asumieron la responsabilidad que le correspondía, pero se mostraron para tratar lo que sucedió. Farah señala que no dieron entrevistas al inicio porque se encontraban afectados por lo que acababa de suceder, y estaban tomando decisiones sobre el futuro a corto plazo del club. “Si tuviera que hacer una autocrítica sería no haber salido a hablar antes, en ese momento de presión y desesperación. Nosotros también somos humanos”, comenta.
La diversidad de voces, poca integración y ausencia de autocrítica no permitió que los dirigentes del club, desde sus aristas, entablen una comunicación fluida que le hubiese servido al equipo como soporte para salir adelante, como demuestran las aun posturas distantes que mantienen los actores que estuvieron en Alianza durante el 2020. Los fichajes de jugadores con antecedentes de indisciplina o problemas físicos fueron tomados a la ligera, y aun si fue un pedido expreso del entrenador el Fondo tenía un representante directo que pudo haberse opuesto de manera consistente y eficaz, lo que no sucedió, y terminó en salidas discretas de jugadores y entrenadores que manifestaron no poder manejar la situación. A día de hoy todavía existe una baja autocrítica de la responsabilidad que tuvieron los que gestionaban el club durante el 2020. Nuevamente, si bien la causa del descenso fue deportiva y no administrativa, todas las decisiones (o ausencia de las mismas) que se tomaron en la interna de la dirigencia del club fueron las que llevaron a la situación que se encontraba el equipo. No existió capacidad de reacción pues las diferencias fueron mayores. Tanto en el éxito como en el fracaso la responsabilidad es compartida.
Un año después, Alianza Lima fue campeón del fútbol peruano, alejando todas las dinámicas que lo llevaron al descenso. Hoy, en el 2022, se vuelve a discutir entre los simpatizantes la continuidad del gerente deportivo actual, aunque él esté respaldado por la dirigencia. No obstante, se viene sosteniendo a un entrenador que obtuvo resultados rápidamente pero que no muestra señales de tener un proceso que rinda a largo plazo. El Fondo se encuentra en una nueva encrucijada, y los antecedentes lo limitan a tomar una decisión, aunque saben que la duda podría ser fatal.
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