Por: Milovan Byrne
FBC Melgar ha logrado lo que parecía imposible. Si alguien me hubiera dicho que Melgar clasificaría a semifinales de la Copa Sudamericana, dejando en el camino a Racing en la fase de grupos, pasando la llave más complicada para los equipos peruanos en los últimos 20 años como son los Octavos de final y eliminando a uno de los equipos más poderosos de Brasil, como es el Inter de Porto Alegre, mediante la tanda de los penales con 3 atajadas de Cáceda hubiera pensado que esa persona desvariaba y hubiera reído. Me atrevería a decir que ni el mayor hincha rojinegro hubiera creído tal pronóstico, así fuera creyente en los clarividentes y lo hubieran predicho. Reinaldo Dos Santos o Mosul.
Lo logrado se veía muy cuesta arriba: Empate a cero en el partido de ida, jugar la vuelta en Brasil contra el equipo más popular de Porto Alegre, inexperiencia del plantel para jugar esta llave y un nerviosismo general dentro del plantel. El técnico del cuadro arequipeño, Pablo Lavallén, lejos de cambiar de estilo para este partido, no se vio afectado ante la superioridad y el poderío del equipo brasileño y jugó con su clásico 4-3-3 que por varios pasajes del partido se transformaba en un 4-5-1, algo característico en toda la copa. Las primeras llegadas fueron del Inter, cuyos jugadores, impulsados por su hinchada y sintiendo el nerviosismo colectivo de los “rojinegros”, generaron presión en los primeros minutos del partido, infundiendo miedo en el arco “rojinegro”, pero sin éxito, pues no consiguieron el gol. En gran medida, gracias a Carlos Cáceda. ¡Qué tal atajada se mandó en ese mano a mano!. Pero no me explayo mucho. Lo mejor va para el final.
Controlando dicha presión de los primeros minutos, poco a poco, el equipo de Lavallén empezó a jugar con soltura y aplomo ante un Inter que no encontraba el camino. Como buen alumno de la escuela de Ricardo La Volpe, Melgar buscó siempre superioridad numérica de jugadores dentro del campo, saliendo de atrás con una idea clara: no la reventemos a cualquier lado. En algunas salió bien, en otras mal. Pero lo importante es que se reflejó que había una idea clara y en eso Melgar se aferró para jugarle de tú a tú a Inter.
En más del 90% de las veces que un equipo peruano ha jugado contra uno brasileño se ha visto una tendencia por jugarle un partido más impulsado por el combate, cuerpo, barrida, disputar cada pelota como si fuera la última y aprovechar un contraataque para ganar que en “jugar a la nuestra”. Sacando a la selección de Gareca, ¿hace cuánto un equipo no le juega a la “peruana” a un equipo brasileño jugando de visita? Un gran mérito de Lavallén y compañía para demostrar que también podemos sacar resultados jugando al “tiki-taka” sin dejar de priorizar el buen orden defensivo. Es decir, es mejor jugar a lo nuestro, pero siempre con esfuerzo, ya que sin sacrificio no hay recompensa.
Entrando ya en el segundo tiempo, se observaba que conforme pasaban los minutos, el conjunto brasileño dejaba más espacios al contraataque para atacarles. El gol no llegaba y la desesperación empezaba a propagarse en el estadio Beira Río de Porto Alegre. Y justamente producto de la desesperación llegó la expulsión del mediocampista Gabriel Girotto en el minuto 75 tras un innecesario pisotón al “chaca” Arias después de ir a disputar un balón aéreo. Quedaban 15 minutos y Melgar se atrevió a ir por la victoria que hubiera significado el mejor triunfo en la historia del club. Pero “el guión” parecía establecido: todo se iba a definir en la tanda de penales. Pitazo final y llegaría el desenlace de esta historia. Uno que ni al mismísimo Quentin Tarantino se le había ocurrido. Era el momento de los arqueros. Por un lado, Daniel, arquero titular de los “colorados”. Por otro, Cáceda, arquero “rojinegro”. ¿Quién ganará el duelo?
El primer penal es fundamental en cualquier tanda de penales. Arrancar ganando te brinda una confianza tanto para el pateador como el atajador. Lo más usual es que los capitanes o los más experimentados se encarguen de patear el primer penal. Inter cumplió esa tradición, y su capitán Edenilson, quien además es el máximo asistente de la actual edición, se iba a encargar de patearlo. Se confió excesivamente y su tiro con poca carrera fue direccionado a la mano izquierda del portero. Por fortuna, Cáceda empezaba a consagrarse como el héroe de la noche y desvío el disparo de Edenilson. Todo su equipo se alegraba, menos él. Sabía que todavía le quedaba trabajo por hacer. El siguiente sorprendió a todos: Kenji Cabrera, de 19 años, iba a patear el primer penal. Con un atrevimiento de un hombre maduro, pidió la pelota. De seguro a muchos, incluido el que escribe estas líneas, le dio, al menos, un poco de inseguridad ver que un chico de 19 años iba a patear el primer penal. Se había presentado una oportunidad de oro para adelantarnos en el marcador y no podíamos perderla. Bueno, Cabrera nos cerró la boca. Mandó un derechazo fuerte al centro del arco. Lo fusiló. 0-1 para Melgar. ¡Cómo me hubiera gustado que en la tanda de penales contra Australia Alex Valera hubiera pateado con esa misma convicción que tuvo Cabrera!
¿Se acuerdan de que dije que lo mejor venía para el final? ¡Pues esto merecía un párrafo aparte! El segundo penal para Inter lo iba a patear otro jugador experimentado: Taison, exjugador del Shakhtar Donetsk de Ucrania. Un jugador que en su momento llegó hasta jugar Champions League con el equipo ucraniano, ahora tenía la gran responsabilidad de convertir el primer penal para los “colorados”. Este ya no presentaba un semblante confiado como Edenilson. Este iba a patear seguro y con mucha convicción. Tomó mucha carrera, corrió y sacó un disparo fuerte que mando el balón al ángulo derecho superior del arco de Cáceda. No sé cómo, pero Cáceda mandó la pelota afuera. Sí, otra vez él. Ya era figura. Tapadón y si no es la mejor atajada de su carrera como mínimo está dentro de su top 3. Señal de la cruz al cielo y a esperar con temple, porque esto todavía no acababa. Luego que Galeano falló su remate, otra vez el portero arequipeño, casi siendo un clarividente, adivinó el disparo de Carlos de Pena. ¡3 penales atajados! ¿Acaso el espíritu de Sergio Goycochea había resurgido en Cáceda? Una “pantera” ataja – penales. Aunque no era una casualidad. Hace 8 años, en la final del torneo de Reservas, Cáceda había atajado ¡4 penales!. ¡De locos! Cuesta, el goleador de Melgar y de la copa, cumplió y metió su penal. 0-2 arriba. El cuarto penal ya no adivinó. Tampoco era una recreación de Yuzo Morisaki de los Supercampeones. De la ficción a la realidad no hay un solo paso. 1-2 y si Melgar anotaba, se acababa la historia. La responsabilidad final para definir esta histórica clasificación caía en Luis Iberico. Como una película de drama, el disparo de Iberico fue rodando lentamente a la derecha del portero, quien logró tocar el disparo, pero no fue suficiente. Gooooooooooooooooooooooooool de Melgar.
El grito de Daniel Kanashiro, el relator del partido para DIRECTV Sports, fue un desahogo para todos los televidentes. Iberico corrió hacia Cáceda y ahí sí, la “pantera” fue a celebrar con júbilo la clasificación mientras todo el equipo corría hacia él. Qué bonito es volver a sentir que un equipo peruano nos representa a nivel internacional. Antaño con Cienciano, hogaño con Melgar. Disfrutemos este lindo momento porque no sabemos cuándo se va a repetir. La siguiente escena se llama Independiente del Valle y esta película, por más asombroso que sea su desarrollo, aún traerá muchas incertidumbres. Lo único que espero es que como una buena película termine en un final feliz.
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