Por Sebastián Guerra
Había olor a victoria en la semana. Parecía que en casa blanquiazul se estaba pensando que el partido del domingo lo iban a ganar de una u otra manera. Quizás confiados del 1-4 que obtuvieron visitando el Monumental el pasado mes de abril. Tal vez sus argumentos estaban basados en que venían en mejor momento que los cremas. Sea cual sea la explicación, la sensación que Alianza Lima termina dejando es que se preparó más para un homenaje que para un clásico. A la postre, eso solo significa que cometieron un terrible error: no puedes menospreciar a la «U». Un clásico siempre es un partido diferente.
Al otro lado había ganas de revancha. Universitario buscaba salvar su temporada, lavarse la cara y mirar con optimismo el futuro. Lo peor que les podía pasar era volver a dudar del camino que se habían trazado, pues eso significaría dudar del técnico, del plantel, de toda la planificación. En un lado se habló más de Farfán -cuya vuelta dejó una mala sensación- y en el otro se hablaba de arruinar una fiesta.
En la «U» se habló mucho del probable 11 que arrancaría las acciones. Hernán Novick no puede ser suplente para muchos hinchas, pero terminó siendo el único jugador merengue que no entró al partido. Tal vez condicionado por la amarilla que se ganó por tirar una pelota al campo.
Alianza comenzó mejor el partido. Encimó a la «U» y lo fue metiendo a tal punto que José Carvallo terminó siendo el pilar del mejor triunfo crema en el año. Federico Alonso, central derecho de Universitario, se lesionó a la primera jugada y fue cambiado por un canterano que viene pidiendo minutos hace mucho rato: Leonardo Rugel.
A medida que transcurría el partido, los cremas comenzaron a manejar la pelota. Las situaciones claras eran de Alianza, pero el ritmo lo imponía la U. Era la primera vez que Carlos Compagnucci repetía equipo y no era para menos, pues había jugadores como Jorge Murrugarra que aprovecharon su oportunidad. Este es hoy el único volante de recuperación que tiene la U en la plantilla. El único que, dicho de alguna manera, juega como la gente quiere; se tira de cara por la pelota.
Así la U generaba peligro a partir del recorrido y trajín de sus dos jugadores más cuestionados del año. Andy Polo y Alberto Quintero volvieron a ser los extremos desbordantes que enamoraron a la hinchada crema en algún momento, pero en general es difícil encontrar un rendimiento bajo en la U en aquel clásico, pues todos tuvieron un despliegue físico impecable.
La pelota parada fue el principal argumento de la U en el partido. Ganó arriba cuantas veces quiso y fue así como encontró el primer gol tras un buen centro de Cabanillas-previa falta de un Peruzzi que debió ser expulsado-, que pivotea Quina y deja solo a Rugel. El debutante en clásicos se hizo presente en el marcador y coronó una actuación que fue de menos a más.
Alianza, por su lado, estuvo inconexo y desbordado por una sensación de no poder encontrarle la vuelta al partido. Así fue como, en una contra, Alexander Succar sacó petróleo de una pelota y se fue solo contra el mundo por la raya derecha. Tras picar la pelota y llevarse a uno, evitó que esta salga. El gran mérito de Succar es, creo yo, meterse al área y no buscar ganar un tiro de esquina. Dejó en el piso a Vílchez, quien venía siendo el mejor defensor del partido y de toda la campaña Aliancista, hasta que Cristian Ramos le hizo un penal claro que el propio Succar cambió por gol. Silencio en Matute, la U coronaba una muy buena actuación.
El 9 de la «U», el cual viste la camiseta 7, fue expulsado por doble amarilla por un altercado con Paolo Hurtado. Esto fue provocado porque a los jugadores aliancistas no les gustó la celebración de Alexander Succar. Los últimos minutos, la «U» entera -incluyendo comando técnico- se dedicó a manejar los tiempos. Poco pudo hacer Jefferson Farfán en su ingreso, pues se le vio falto de fútbol y en un muy mal estado físico.
Acabado el partido, la U dejó la sensación de que se lavó la cara y que tiene mucho optimismo en el futuro. Luis Urruti, el extremo Uruguayo que se lesionó de gravedad a inicios de año, dijo que le final la disputarían Melgar y la «U». Aún con el triunfo en Matute, la sensación que da es que eso está lejos de pasar, pero aun le quedan 9 partidos por jugar aún y los hinchas vuelven a ilusionarse con ganar un clausura que no está tan lejos, según la tabla de posiciones. Alianza, por su parte, dejó escapar una buena oportunidad de ser candidato firme al mencionado título.
Falta mitad de campeonato por jugar. La U genera la misma sensación que la previa al clásico. Todos lo dan por descartado, pero hay una cosa que no debemos olvidar. A la U le gusta ese papel, pues cuando todos lo dan por muerto; saca su histórica garra.
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