Por Johan Dianderas
Hoy una persona puede prender la televisión y hacer zapping por Golperú, Movistar Deportes, ESPN, etc. Quizás quiere ver un partido de Champions League, de Copa Libertadores o a un panel de analistas que debatan cada fin de semana del torneo local. Pantallas tras pantallas. Hoy hablar de periodismo deportivo es recordar los rostros más que de las plumas. Pero estos jamás tendrán el privilegio que Manuel Doria, icónico escritor deportivo, tuvo 50 años atrás cuando escribió a todo pulmón y coraje el titular “Combinado Alianza – Muni goleó por 4 a 1 al Bayern” para el Diario La Prensa el 8 de enero de 1971. En un mundo de teles anchas, a blanco y negro, y antenas, se gozó de la llegada de uno de los clubes más grandes del planeta al Perú y, como el periodismo manda, de una buena historia.
La llegada de un dragón alemán
Cuando estudiaba Historia y Ciencias Sociales por el 2004 en la Universidad Mayor de San Marcos, Ernesto Ampuero se apasionó por las historias deportivas del balompié nacional. Devoraba y descubría libros cuyos protagonistas sean pelotas de fútbol sin imaginar que 18 años más tarde su libro “Crónicas del Fútbol Peruano: Sucesos memorables 1953 – 1977” estaría en una de las cientas de repisas de la Biblioteca Nacional del Perú
Cuando escribió dicho libro de crónicas, decidió titular “Beckenbauer y Eusebio enfrentaron al combinado Alianza Lima” al partido de gala de enero de 1971. No era para menos. En Perú se vivía un lujo dicha noche: llegaba al país el Bayern Munich en ese verano, club cuyo país venía de ser la tercera mejor nación del mundo en México 70.
Es como si la selección peruana se enfrentara hoy al Real Madrid o al París Saint Germain. Dirigido por Udo Lattek, un soberbio multicampeón de ligas alemanas, el equipo teutón llegaba con un mar de estrellas que hacía a las personas saltar como fanáticos cantando los versos de su artista favorito.
Al Perú llegaba Franz Beckenbauer, el “Kaiser” alemán ganador de dos balones de oro en su carrera. Gerd Muller, uno de los máximos goleadores de la historia del fútbol mundial con 738 goles. Sepp Maier, portero alemán que ganaría todos los títulos posibles en su carrera (desde ligas nacionales y Champions League hasta mundiales de fútbol) y quien sería mentor de guardavallas históricos como Oliver Khan.
En pocas palabras, el Bayern Munich cruzaba la puerta del aeropuerto Jorge Chávez con un desfile de media selección alemana, buen humor y sencillez. Así lo recopiló Ernesto Ampuero cuando describió ese icónico momento en su libro. “Había una expectativa de poder ver a los futbolistas físicamente, porque lo máximo que podían apreciarlos era en fotos de archivo. En ese momento, no tenían internet como en la actualidad”, afirma Ernesto.
La fiebre en Lima
¿Cómo se vivió la locura de la Bayermanía en Lima? Si de datos hablamos, la edición de El Comercio del 8 de enero arrojó cifras de recaudación impregnadas en la página 26. Casi 42.000 espectadores asistieron para generar más de dos millones de soles por el histórico partido. Dichas estadísticas fueron un torbellino llamativo que hacía cada vez más impresionante el encuentro. Euforia y sorpresa al paso de los teutones. Si hoy se realizará un partido de esa magnitud, el terremoto económico sería superior. Pero, ¿por qué nuestra capital albergó dicho encuentro?
Durante las vacaciones de invierno (a fin de año por la estación climática europea) de los años 70, el conjunto teutón se sumergía en el compromiso de disputar una gran cantidad de amistosos. En la temporada 1970/71, el destino era América. Iban a probar café colombiano, tacos mexicanos y, sobre todo, ceviche peruano. Coincidentemente, dejarían huellas primero en Lima. Entrenarían en el mítico estadio de madera y mística crema del Perú: el “Lolo” Fernández de Breña, antiguo recinto de Universitario de Deportes.
Medio siglo después, este 2022, el club confirmó dicho dato. En medio de la celebración por los 70 años de dicho patrimonio merengue, el club confirmó que estrellas como Beckenbauer y Muller dejaron su legendaria presencia. Coincidentemente, en el año que la “U” ganó uno de sus 26 títulos. Lo de leyenda, al fin y al cabo, se compartió entre ambos conjuntos.
Además, el balompié alemán era de los primeros que se disfrutaba en los hogares peruanos. Las heroínas que hacían posible que un ciudadano estresado por el sinfin de medidas radicales del gobierno se relaje con una dosis de fútbol eran las videocaseteras, cajitas negras con cintas que contenían los partidos más apasionantes de la Bundesliga. El precio de estas, al mismo tiempo, era caro, pues la crisis económica hacía que su costo sea elevado.
Noche mágica
“El prodigioso entendimiento entre Cubillas y Sotil, y la espectacularidad de su fútbol habilidoso y pinturero, proyectaron anoche al Combinado Alianza – Municipal hacia un brillante e indiscutible triunfo sobre el Bayern Munich de Alemania por el rotundo score de cuatro goles a uno”, escribió Manuel Doria al día siguiente del encuentro. Estas fueron las primeras líneas de un artículo que toda persona que haya comprado diario La Prensa la mañana del 8 de enero leyó.
En efecto, fue el partido perfecto. En el primer tiempo caería el primer gol para el combinado de parte de Orlando Guzmán tras genial combinación entre Perico León y Julio Baylón. Pero en el segundo tiempo, la artillería saldría a la luz con un doblete de Teófilo Cubillas y un tanto de León. “Sotil se llevó a tres defensores y dio la pelota a Cubillas, a quién trató de marcar Beckenbauer, pero el delantero íntimo con gran habilidad mandó envió la pelota al ángulo opuesto defendido por Maier”, relata el diario El Comercio sobre esa jugada.
Para el historiador Ernesto Ampuero, las personas se sentían muy identificadas con Hugo Sotil por su forma de ser. Por su parte, Cubillas era percibido como un jugador que se cuidaba bastante y era disciplinado. Ambos conformaban una dupla de oro que guiaron esa majestuosa jornada ante los bávaros. Al ritmo de sus gambetas, toques cortos y comprensión en el campo, la dupla es llamada por el historiador como un par de “endemoniados” esa noche.
El empate con Universitario había generado una advertencia como si una alerta de tsunami se reportase donde nunca las olas creciesen descomunalmente. Pero la goleada del combinado Alianza Lima-Deportivo Municipal fue ese desastre futbolístico que nadie tenía en el radar para el Bayern. “La expectativa de la prensa era de fe para los peruanos, pero sabían cuál era la lógica y que los alemanes, con jugadores como Beckenbauer que no merecen mayor descripción por su trascendencia mundial, tenían el claro favoritismo”, menciona sensato Ernesto. “Todos los flashes eran del Bayern Munich y el combinado peruano se los robó esa noche”, sentencia Ernesto Ampuero. Sin duda, el viernes 8 de enero de 1971 fue el día en el que se celebró una gran artillería de diarios periodísticos que celebraban la victoria del “Combinado” sobre uno de los clubes más icónicos de todos los tiempos. Ese momento quedará marcado como un gol de media cancha que envejeció como el vino: cada vez más disfrutable.
MANUEL dice
Excelente crónica. Felicitaciones al autor de la nota. La descripción es exactamente como la vivimos en esos años .