Por Guillermo Falcón Rodríguez
El camino de un tenista hacia el profesionalismo es arduo. Empezar sin puntos en un ranking de más de 1000 jugadores es el primer reto. Se debe escalar desde el circuito ITF, donde el máximo de puntos ganados son 15 o 25 hasta estar al menos en el top 400. Luego, establecerse en el circuito Challenger, donde la cantidad de puntos sube desde 50 hasta 175. En estos torneos, las ganancias no son muy altas y la inversión en viajes, preparación y estadía para los distintos torneos es exigente. Por ello, la paciencia y el trabajo continuo es clave para ganarse un lugar entre los mejores del mundo.
Para algunos tenistas el camino hasta el top 200 o 100 es rápido, debido a los buenos resultados conseguidos y la regularidad para estar a la altura del nivel de élite. Sin embargo, a otros les toma muchos años de esfuerzo alcanzar ese objetivo. Es común ver a los llamados “jugadores de Challenger”, quienes llevan años en estos torneos y su nivel es apto para estos, pero cuando llegan a los ATP 250 no logran consolidarse. Por este motivo, se mantienen un escalón por debajo del máximo circuito. Uno de ellos era Christopher Eubanks, un jugador estadounidense que llevaba varios años buscando un lugar entre los mejores. Hasta que llegó la recompensa a su esfuerzo.
Los primeros pasos de Eubanks fueron en el tenis universitario, una vía común para muchos jóvenes estadounidenses con deseos de dedicarse al tenis y al mismo tiempo estudiar una carrera. Estuvo en Georgia Tech (Atlanta) y compitió en la National Collegiate Athletic Association (NCAA) por varios años. Recibió sus primeras oportunidades ATP en el 250 de Atlanta, en 2017. Sin embargo, si quería mejorar era necesario incursionar a los Challenger. Desde 2018, empezó a obtener algunos buenos resultados y alcanzó su primera final en abril de ese año, donde cayó en la final de Guadalajara, pero consiguió revancha rápida ese mismo mes al lograr su primer título en León. Esto le permitió llegar al top 200 por primera vez. Al mismo tiempo, sería el inicio de una etapa de sube y baja en el ranking, entre el puesto 180 y 230.
En 2019, parecía que al fin podría consolidarse cuando alcanzó el puesto 147 del ranking en abril, pero, volvió a caer en el ranking cuando perdió los puntos de las finales de 2018. Esto demostraba la dificultad de mantenerse en un deporte muy competitivo. Finalizó ese año fuera del top 200 y en 2020 tuvo dudas de si debía continuar o no, ante las dificultades económicas por la pandemia. Sin embargo, decidió seguir en busca de superar esa barrera del top 150.
En 2021, ganó 2 Challengers con los cuales logró sostenerse más tiempo y acabar en el 160°. Llegó 2022 y Chris empezó a destacar en otros planos: debutó como comentarista en Tennis Channel. Esto llamó la atención de los aficionados debido a sus análisis de los partidos, los cuales eran muy precisos y fueron bien recibidos. Por esta razón, empezó a ser llamado “Professor Eubanks”.
Esta temporada, luego de años de esfuerzo, llegaría ese salto definitivo. Empezaba a superar el nivel Challenger y llegar a instancias decisivas en estos torneos. Además, ganó su primer partido de Grand Slam en el US Open. La segunda mitad de 2022 fue el momento de su salto definitivo, con 2 finales de Challenger y una semifinal para cerrar la temporada como 123° y con grandes expectativas para 2023.
Esta temporada comenzó disputando la mayoría de torneos ATP, donde le costó adaptarse al alto nivel de la élite. Sin embargo, legó el momento de afrontar los torneos en casa y su ranking le permitió jugar la qualy del Masters 1000 de Miami. Ese fue su trampolín: se dio a conocer al mundo al llegar hasta los cuartos de final, con lo cual superó la valla del top 100. Tras años de constancia, llegaron los frutos. Con el puesto 85, contaba con acceso a casi todos los torneos de la máxima categoría, entre ellos, los Grand Slams.
Ingresó directamente a Wimbledon, donde no había superado la qualy en años anteriores, aunque contaba con la posibilidad de prepararse en los torneos de césped previos. Sin embargo, a Eubanks no le gustaba la superficie. Empezó la gira con una derrota en Challenger y le escribió a Kim Clijsters, ex número 1 del mundo, afirmando que odiaba el césped y no podía adaptar su juego. Recibió algunos consejos por parte de la exjugadora belga y llegó al ATP 250 de Mallorca, una semana antes de Wimbledon. Este torneo significó el cambio de mentalidad y sorprendió a todos al lograr el título. El primero a nivel ATP y la confianza necesaria para llegar a Wimbledon.
En varias ocasiones, los tenistas que logran buenos resultados en la semana previa a un Grand Slam acusan el desgaste de los días anteriores y no consiguen una buena participación. En este caso, Eubanks siguió en racha para llegar a octavos de final en Wimbledon, con un buen triunfo sobre el número 13 del mundo y local, Cameron Norrie. Su siguiente rival era Stefanos Tsitsipas, 5° del ranking y amplio favorito en la previa. En 5 sets, el estadounidense concretaba la sorpresa del torneo para acceder a sus primeros cuartos de final en Grand Slam.
A los 27 años, llegó el mejor momento de su carrera y demostró que no es tarde para lograr un nivel de élite. Será el número 31 del mundo. Hace un año, aún no era top 100. Cuando le consultaron por las claves, afirmó que la práctica y el trabajo le permitieron mejorar poco a poco. El camino de Christopher Eubanks fue extenso y es una referencia para muchos tenistas que llevan años en el circuito Challenger. No es sencillo, pero con constancia es posible llegar a la élite del tenis.
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