Por Johan Dianderas
Un partido de tenis es un duelo de calidosos con la raqueta que se pueden sumergir en una, dos o tres horas de pura concentración. Miradas que se cruzan, pelotas que viajan de campos a campo, segundos que no perdonan una desatención. Se viven momentos infartantes, de mucha tensión, de alegrías, de penas, de batallas mentales entre la red que separa a ambos tenistas y sobre la cancha en la que uno celebrará y el otro bajará la cabeza. Cuando Lucho Horna, capitán del equipo peruano de Copa Davis, eligió a Ignacio Buse para ser el segundo singlista en el partido contra Chile por la Copa Davis este último fin de semana, él no tuvo ningún temor en meterse en la caldera de la contienda de su vida. Ningún miedo acorraló su mente y, por contrario, fluyó como las aguas del Pacífico para dejar en alto el nombre del Perú.
En el Court Central del Estadio Nacional de Chile, el equipo peruano encabezado por nuestra primera raqueta nacional Juan Pablo Varillas (85° ATP) anhelaba conseguir el pase a la ronda final ante una imponente selección chilena. Los hermanos Huertas del Pino, Gonzalo Bueno (325° ATP) e Ignacio Buse (442° ATP) conformaban también el poderío peruano para pintar de rojo y blanco la cancha rival. En el bando chileno brillaba el tenis de figuras como Nicolás Jarry (20°ATP) y Alejandro Tabilo (54°ATP), dos raquetas ubicadas dentro del top 100 y torpedos que querían arrasar con la serie a como dé lugar.
‘Nacho’ Buse, de 19 años, piel colorada y cabello castaño, debutó en febrero del año pasado en la Copa Davis, aquella vez disputada en el Boulevard de Asia. Junto a Brian Panta, a quien admiraba de más joven e incluso fue recogebolas en algún partido suyo, disputó la serie de dobles ante Irlanda. Sobre la arcilla y bajo el calor de ese campo, Buse demostró esas primeras chispas de su talento en dicha competición. Un año después, los ojos del continente lo verían como un cometa imparable.
Pasó un año desde aquella serie y ahora Chile fue el rival en el frente. Varillas, de una gran performance el pasado setiembre en el duelo por Copa Davis ante Noruega, mostró una cara diferente este fin de semana. No consiguió su mejor juego y perdió sus dos encuentros por singles ante Tabilo y Jarry. No pudo ser otra vez la varita mágica que sostenía el resultado, que daba esperanza y que robaba reflectores ante las multitudes.
Pero desde el ‘Tupi’ Venero hasta la toma de la capitanía del equipo peruano por ‘Lucho’ Horna se ha trabajado en un aspecto más que esencial: darle la batuta a los más jóvenes para afrontar partidos de gran calibre en Copa Davis. Esta vez el segundo capitán del bote fue ‘Nachito’ e hizo avanzar a Perú hasta el último aliento en la serie ante Chile.
El sábado, ‘Juanpi’ Varillas iniciaba perdiendo su duelo ante Alejandro Tabilo. Las alegrías no aparecieron en el inicio de la jornada, pero sí cuando cayó el anochecer. Ignacio Buse se medía en el segundo y último encuentro del día frente a frente ante Nicolás Jarry, un hombre que le sacaba casi 400 puestos en el ranking ATP. Pero en esta competición, las estadísticas y los números se disipan por los aires. El viento del Court chileno se llevó las predicciones y las apuestas: al final todo podía pasar.
Desde que ‘Nacho’ cogió la raqueta, sus 19 años nunca se sintieron inferiores para tumbar al experimentado chileno. Lleno de coraje y estrategia, como si fuera un arquitecto que estudia cada uno de los detalles, se impuso ante un desconcertado Nicolás Jarry a punta de temple y precisión. El grito de los 5000 hinchas locales no sobrepesaron en la cabeza de Buse, quien le ganó por 6-2, 2-6 y 6-3 a Jarry. En el día del Pisco Sour, el joven brindó por el país en la Copa Davis y lo dejó con chances. Salud.
La jornada del domingo inició con los hermanos Huertas del Pino venciendo a Alejandro Tabilo y Tomás Barrios en dobles por 7-5 y 6-3. La fraternidad en la cancha dura hizo de las suyas. La serie se ponía 2 a 1 a favor de Perú sobre Chile. La expectativa crecía por una posible clasificación peruana a la ronda final de la Copa Davis. Sin embargo, para los intereses peruanos, Varillas perdió el siguiente duelo ante Nicolás Jarry, y el duelo se puso igualado 2 a 2 en la serie.
El quinto partido era una realidad, como un guión de Hollywood, que exprimía el más mínimo suspenso y ponía sobre la mesa un desenlace emocionante. La historia debía terminar.
‘Nachito’ Buse tenía puesta la camiseta roja, el short blanco y su clásica gorra. Estuvo a punto de dejar el tenis por la universidad, a punto de dejar la pasión de su abuelo, Enrique Buse –leyenda del tenis peruano–, por el camino académico. El destino impuso al deporte por delante y le obsequió los aplausos de todo el país el último fin de semana.
Alejandro Tabilo era el rival a vencer. Buse inició sólido, dominante, como un tigre que acecha a su presa, y venció en el primer set 6 a 2 al chileno. Los comentaristas chilenos de la cadena internacional DirecTV se quedaron anonadados con la joven raqueta. Como si caminase por su casa, la tranquilidad del peruano se percibía desde su rostro.
Chile debía reaccionar y presionar. Tabilo, que hace no más de un mes consiguió su primer título en el ATP 250 de Auckland, cargaba con todos los cánticos de aliento en las gradas, con todas las voces de chilenos que anhelaban el pase a la ronda final de la Copa Davis en Málaga. A punta de garra y motivación, logró ganarle 6-3 a Buse en el segundo set y finiquitar el duelo 6-2 en el set final. Así, Buse caería en el quinto duelo de la serie y Perú se quedaría a poco de conseguir su tan preciado objetivo.
Se perdió una oportunidad de oro para acceder a la ronda final de la Copa Davis, pero se ganó la ilusión de que los jóvenes también pueden levantar la bandera peruana en la cancha de esta competición. Si el número 1 no aparece, entonces se debe apostar por quienes le siguen para obtener nuevas chances. ‘Nachito’ fue el ejemplo de temperamento y confianza, de creatividad y voracidad para jugar. Y eso parte de la convicción por brindar oportunidades a los más jóvenes.
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