Por Paolo Salazar Luy
A lo largo del trascurso de la historia de la humanidad, se ha visto, leído y escuchado sobre una infinidad de peleas en las que los protagonistas buscan ganar la batalla y ser las últimas personas en pie. Incluso, en la actualidad existen deportes en que los luchadores pueden demostrar su destreza y habilidad en este rubro como lo son el boxeo, la lucha libre, taekwondo, entre otros. Sin embargo, también se encuentran aquellas disciplinas en donde las peleas son el enemigo principal de los valores del deporte, siendo incluso hasta penalizadas para quienes son los actores de este episodio violento, pero ¿cómo reaccionarías si te dijera que existe un deporte en donde las peleas forman parte de su historia?, pues, aunque resulte inaudito, en la National Hockey League (NHL) las peleas son permitidas, debido a la naturaleza competitiva y emociones generadas por estas batallas en el hockey.
La cultura de esta ceremonia impulsiva se le conoce como “el código”, que consiste en que los árbitros toleran las agresiones cuando alguno de los jugadores considera que alguien del equipo rival merece ser castigado por su conducta durante el partido, pero los jueces sí pueden intervenir si observan que no se están respetando las reglas del combate, pues, incluso, este rito cuenta con sus propias normas, las cuales se fundamentan en que ambos contendientes deben soltar sus palos de hockey, así como los guantes de cuero con el propósito de evitar las lesiones. Posteriormente, los jugadores o mejores conocidos como “Enforcers” comienzan la pelea, exaltando al público que se maravilla al ver este ritual tan característico del hockey. Los jueces dan por finalizada la pelea al momento en que la situación es más segura o si un jugador obtiene una ventaja significativa sobre el otro. Finalmente, se aplica una sanción para ambos jugadores que puede ir desde una suspensión de 5 minutos fuera del campo, el cual está establecido desde el año 1922 cuando la NHL introdujo esta sentencia nombrada como la regla de los “puñetazos” o Regla 56, hasta multas económicas por mala conducta.
Desde ese momento, se han disputado varias peleas en la NHL en la que estos guerreros tienen como objetivo principal ajusticiar a su rival, llegando hasta el derramamiento de sangre si ellos lo consideran necesario, pero cabe destacar que estas contiendas despiertan la emoción de los fanáticos del hockey sobre hielo, por lo que será muy difícil que se elimine una costumbre que siempre formará parte de la tradición e historia de este deporte. Sin embargo, según datos de la NHL, cada vez hay menos peleas. En la temporada 2018-2019 se reportaron 226 grescas; diez años atrás, la cifra era de 734. Esto se debe a que se prioriza la contratación de jugadores con buen rendimiento, dejando de lado a los «Enforcers».
Deja una respuesta