Por Griselle Reyna Quintanilla
Una rutina es una secuencia de acciones planificadas y realizadas antes de una tarea en particular que ayuda a llevarla a cabo de manera consistente. Por ello, las rutinas pueden ser positivas, puesto que nos ayudan a automatizar acciones, centrarnos en lo que hacemos y tener una sensación de control sobre la actividad que estamos realizando. Estas dinámicas están diseñadas para cada persona en función de lo que a él o ella le va bien.
El tenis es un juego de control y cuando un tenista profesional entra a la pista de juego, su objetivo durante lo que dure el partido será ganarle a su oponente. Se dice que la suerte es la excusa a la que se aferran los malos perdedores, pero a veces el resultado se decide en una fracción de segundo, lo cual no significa que uno sea peor que el otro. Entonces, ¿acaso existe algo nos asegure el éxito? Para Woody Allen, en su película Match Point, “aquél que dijo que más vale tener suerte que talento, conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte; asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control”.
Parece ser que, en el tenis, como en la vida, se necesita un poco de suerte para triunfar. Bajo esta premisa, podemos ver que ciertos tenistas profesionales realizan determinadas acciones o tics que forman parte de su preparación mental. Aquí se suele confundir dos conceptos: rutina y superstición. Mientas que la rutina puede ser botar la bola 3 veces, dar pequeños saltos o recolocar el cordaje; la superstición puede ser ducharse en la misma ducha, no cruzar líneas con el pie izquierdo o llevar medias de la suerte. La superstición es la creencia de que algo, ya sea una persona o un objeto nos va a traer suerte, sin tener ningún razonamiento lógico.
En ese sentido, uno de los casos más conocidos es el de Rafael Nadal, deportista reconocido por ser uno de los tenistas con más triunfos en la historia (20 Grand Slams) y también por ser uno de los más supersticiosos. En un partido de Roland Garros, la cadena de televisión Telecinco contó 459 tics, de los cuales, 121 fueron para tocarse la nariz. El ritual que mantiene Nadal va desde limpiar las líneas de la pista, sacudir la arena de las suelas de sus zapatillas con la raqueta, descartar una de las tres pelotas que le ofrece el recogepelotas, tocar sus hombros, frotarse la nariz y colocarse el pelo detrás de la oreja.
Entre otras manías, Nadal toma una ducha helada 45 minutos antes de iniciar un partido, usa ambas medias a la misma altura, al quitarse la chaqueta siempre brinca mirando al público, mientras su oponente y el juez de línea esperan a que termine, y alinea las botellas de agua perpendiculares a la línea blanca. Ante ello, Nadal declaró “Si no hago lo de las botellas, me distraigo, al hacerlo estoy siempre centrado en lo que tengo que hacer”.
Así como las rutinas nacen de una planificación de acciones que uno considera buenas para llegar a un estado mental óptimo para afrontar un determinado momento, las supersticiones se crean en base a algo que ha pasado anteriormente, es decir, se asocia un éxito o un fracaso con algo o alguien. Las supersticiones se vuelven peligrosas cuando no dependen de uno mismo; por ejemplo, que el torneo caiga un viernes 13, supuesto día de mala suerte, condiciona todo tu estado mental a que vas a perder el partido. Finalmente, mantener una rutina nos puede ayudar, pues no se centra tanto en el resultado final, sino en el proceso, por ello es recomendable establecer rutinas en lugar de supersticiones.
Deja una respuesta